Cuando se trata de mantener nuestras plantas de interior felices y saludables, el riego es un factor clave. Aunque no disponen de la lluvia natural como sus primas en el jardín exterior, podemos asegurarnos de que estén bien hidratadas siguiendo algunos consejos simples.
Cada especie tiene sus propias necesidades hídricas. Algunas adoran la humedad constante, mientras que otras prefieren secarse un poco entre riegos. Investiga las preferencias de tus plantas y ajústate a ellas.
El arte del riego
- Elección de maceta: Opta por macetas de buena calidad con un drenaje adecuado. Las macetas porosas pueden secar la tierra demasiado rápido, así que elige sabiamente.
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- Tamaño importa: Las macetas más grandes proporcionan más tierra y humedad, lo que beneficia a las raíces. ¡Dales espacio para crecer!
- Verifica la humedad: Antes de regar, introduce tu dedo en la tierra hasta el segundo nudillo. Si está seca, es hora de darles agua.
- Menos es más: El exceso de agua puede ser perjudicial. Asegúrate de que el excedente salga por el drenaje.
- Evita los platos debajo de la maceta: Aunque es común, este método puede enfermar las raíces. En su lugar, utiliza la capilaridad con una soga o tira de tela.
- Riego manual: Riega directamente sobre el sustrato, evitando mojar las hojas y flores. Los helechos son la excepción: les encanta una pulverización en climas cálidos.
Conclusión
Siguiendo estos consejos, tus plantas de interior lucirán hermosas, nutridas e hidratadas. ¡Cuida de ellas y disfruta de su verdor!