Esta planta, un verdadero tesoro de las selvas tropicales asiáticas, se ha convertido en la favorita para aportar un toque de naturaleza y frescura a los espacios menos soleados.
Con su porte elegante y su crecimiento contenido, la planta Aglaonema es la compañera ideal para cualquier rincón. No supera el metro de altura, pero su presencia es imponente con hojas perennes que despliegan un verde vibrante, a veces salpicadas de rojo, amarillo o blanco.
Cuidados esenciales para una Aglaonema feliz:
Humedad
Ama la humedad, así que asegúrate de que su tierra esté siempre fresca, pero sin encharcar.
Sustrato
Trátala con un sustrato rico y bien drenado, como una mezcla de humus de lombriz, fibra de coco y turba, con un toque de vermiculita y perlita.
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Trasplante
Dale espacio para crecer trasplantándola cada dos años, preferiblemente en primavera.
Propagación
Multiplica su belleza por esquejes cuando el follaje se densifique, siempre con guantes para protegerte de sus toxinas.
Enemigos a la vista
Aunque robusta, la Aglaonema no está exenta de amenazas como la antracnosis o la araña roja. Mantén a raya a estos invasores con pesticidas naturales y mantén tu planta tan radiante como el primer día.
En definitiva, la Aglaonema es una declaración de belleza y resistencia y su popularidad se debe a que no solo embellece, sino que también prospera con facilidad, por lo que se convertirá en la joya más preciada de tu colección botánica.