Hace casi 20 años atrás, la NASA descubrió un gigantesco objeto circular en las profundidades de la Antártida que desató cierta polémica entre la comunidad científica.
Según algunos estudios al respecto, este sería la clave para entender el porque la Antártida es uno de los continentes más remotos de nuestro planeta con la menor cantidad de vida.
En base a algunas investigaciones sobre este misterioso objeto, la polémica reside en el impresionante campo gravitatorio, llegando a teorías relacionadas con visitantes de otros planetas como también, la aparición de portales cósmicos.
No obstante, la ciencia ha revelado la posibilidad de un impacto de dimensiones colosales, el cual podría haber desencadenado una extinción masiva de proporciones bíblicas.
Jennifer Eigenbrode, del Laboratorio de Medio Ambiente Planetario de la NASA, dijo en un comunicado:”Alrededor de la anomalía gravitacional en la Antártida, hemos identificado una estructura anular muy parecida a las que se encuentran cerca de los lugares de impacto de meteoritos importantes. Dado su diámetro, este meteorito habría sido uno de los más grandes que han impactado contra la Tierra, midiendo aproximadamente 50 kilómetros de diámetro. Superaba incluso el tamaño del cuerpo celeste responsable de la extinción de los dinosaurios”.
A partir de allí, crece la teoría de que la Antártida fue víctima de una impresionante colisión espacial que causó la desaparición del 90% de las especies, dejando como resultado una de las extinciones masivas más grandes de nuestra historia.
250 millones
Esta estructura permanece oculta bajo lo que se conoce como el cráter de la Tierra de Wilkes, llamado así por su ubicación en la Antártida. Este sector tiene una dimensión de 500 km de diámetro, la cual recubre este gigantesco objeto enterrado debajo de un kilómetro de hielo.
Los investigadores calculan que este asteroide colisionó contra el planeta Tierra hace unos 250 millones de años provocando la Gran Extinción Pérmica, la cual acabo con la mayoría de animales e insectos que habitaban en la Antártida. El resultado de este hecho llega hasta nuestros días, dejando uno de los continentes con muy pocas posibilidades de supervivencia para la vida.