La exfoliación es un tema popular en el cuidado de la piel, pero ¿es siempre beneficiosa? Aquí te presentamos una guía basada en la experiencia de dermatólogos para ayudarte a entender mejor este procedimiento.
El proceso de exfoliación implica remover las células muertas de la capa más superficial de la piel. Esto se puede lograr mediante productos exfoliantes, esponjas, cepillos, o tratamientos profesionales como las puntas de diamante.
Si bien, el efecto temporal que observaremos luego del procedimiento es una una piel suave y luminosa, a largo plazo podríamos llegar a encontrarnos con resultado poco agradables como por ejemplo una piel más opaca y propensa a irritaciones. Además, la piel puede interpretar la exfoliación como una agresión, activando sus mecanismos de defensa y trabajando para restituir la capa protectora eliminada, lo que puede resultar en engrosamiento y otros problemas cutáneos.
¿Es Necesaria la Exfoliación? ¿A quienes beneficia?
Para ciertas patologías dermatológicas, tales como el Acné, la exfoliación puede ayudar a prevenir la obstrucción de los poros y reducir la aparición de brotes. Asimismo, en la Piel madura la exfoliación puede mejorar la textura y el tono al eliminar las capas de células muertas. En el caso de quienes padecen Psoriasis, la exfoliación controlada puede ayudar a reducir las escamas y mejorar la apariencia de la piel afectada por la enfermedad. En el caso de la Dermatitis seborreica, la exfoliación puede aliviar algunos síntomas al remover las células muertas y el exceso de sebo.
Es decir, que en aquellas circunstancias donde la piel se beneficia por la renovación celular acelerada o la eliminación de células muertas y engrosadas en la superficie de la piel, la exfoliación puede ser un proceso beneficioso.
Sin embargo, para la dermatóloga Leisa Molinari, especializada en cáncer de piel, una rutina de limpieza, hidratación y protección solar adecuada es suficiente para mantener la piel sana sin necesidad de exfoliación forzada.