Dentro del mundo de las plantas, las suculentas suelen tomar cierta relevancia dado sus interesantes formas y texturas, sumado a sus pocos y fáciles cuidados. Tal es el caso del Ombligo de Venus.
Si bien esta planta no es de las más populares entre las suculentas, lo cierto es que posiblemente la tengas bien vista dado que suele aparecer en entonos de sombra o entre los muros, paredes, techos o los troncos de los árboles.
Le debe su nombre, en parte, a la forma de sus hojas carnosas, redondeadas, brillantes, con el borde ondulado dado que simula un ombligo humano. Además, los romanos la utilizaban para llevar adelante hechizos de amor, da ahí que adquiere la referencia a Venus, la diosa del amor.
Siendo del mundo de las suculentas, la planta Ombligo de Venus (Ombilicus rupestris) tiene la capacidad de almacenar agua en sus tallos y hojas. A continuación, te compartimos algunos consejos básicos para sus cuidados.
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Cuidados del Ombligo de Venus
En principio, cabe destacar que esta planta prefiere los climas cálidos con temperaturas moderadas, siendo frágil ante las heladas. Además, requiere un lugar iluminado donde reciba luz indirecta junto con un clima húmedo.
En cuanto al suelo, siendo de la familia de las suculentas requiere un sustrato con buen drenaje dado que no telera el encharcamiento de agua. Es por eso que a la hora del riego se recomienda esperar hasta que el sustrato este bien seco antes de volver a hidratarla.
Uso medicinal y comestible
Dentro de las cualidades de la Ombligo de Venus es que ha sido utilizada como planta medicinal, tanto para curar males de la piel como quemaduras, llegas, sabañones, eccemas, dermatitis entre otras. Esto se debe a su gran poder calmante, desinfectante y antiinflamatorio.
Además, esta planta también es comestible y muchos la han sabido disfrutar en diversos tipos de ensaladas, dada la textura de sus hojas que aportan nutrientes como vitamina c, hierro, calcio, potasio, ácidos grasos omega 3, tocoferol, polifenoles, mucílagos, clorofila y taninos.