Un 12 de febrero de 1984, el escritor Julio Cortázar fallecía en Paris, una de sus ciudades preferidas en el mudo, dejando atrás un inmenso legado literario que al día de hoy lo mantiene vivo.
Julio Cortázar nació en el año 1914 el 26 de agosto en Ixelles, una pequeña ciudad de Bélgica, siendo hijo de una pareja argentina (Julio José Cortázar y María Herminia Descotte). Las guerras mundiales que tuvieron a Europa como escenario devolvieron a la familia a nuestro país a los pocos años de su nacimiento.
Según cuentan sus biógrafos, Julio estuvo en contacto con la literatura desde muy pequeño, impulsado por algunos problemas de salud que lo obligaban a pasar varias temporadas en cama.
Poco a poco, su gusto por las historias fantásticas fue ganando terreno en sus intereses, por lo que eligió formarse en Letras en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta por el año 1935.
Desde allí, comenzó a dar clases en ciudades bonaerenses como Bolivar o Saladillo con el fin de ganar dinero para sostener a su familia, especialmente a su madre luego de que su padre los abandonara.
En ese camino, inculcado por la necesidad y las letras, Julio Cortázar comenzó a escribir sus propios cuentos y libros, al punto tal de convertirse en los años posteriores en uno de los escritores más privilegiados del mundo, siendo parte del reducido grupo conocido como el “Boom latinoamericano”.
De la tierra al cielo
Dueño de un estilo único, y con estilo experimental muy innovador, Julio Cortázar alcanzó la fama con sus publicaciones. Su primer libro de cuentos fue “Bestiario” publicado en 1951 donde navega por personajes y animales fantásticos que se llevaron las mejores críticas de la prensa especializada.
Entre sus mejores libros se suman “Todos los fuegos el fuego”, “Las armas secretas”, “Final del Juego” y sin lugar a dudas, su novela “Rayuela” la cual le dio a Julio Cortázar el reconocimiento mundial como uno de los mejores escritores de todos los tiempos.