Las plantas de interior se adaptan maravillosamente a los ambientes del hogar y a sus macetas, pero con el tiempo necesitan un empujoncito extra. Los nutrientes del sustrato original se agotan en pocos meses, por lo que es crucial nutrirlas con un abono periódico para que se mantengan radiantes y saludables.
Cuando traemos plantas del vivero, lucen espléndidas, pero al cabo de un tiempo, pueden parecer decaídas y débiles. Es entonces cuando los abonos y fertilizantes entran en juego, recuperando su vigor y ayudándolas a crecer y florecer. Elementos esenciales como fósforo, nitrógeno, potasio, y micronutrientes como zinc, hierro y cobre, son vitales para su desarrollo saludable.
Curiosamente, muchos de estos nutrientes esenciales se encuentran en los residuos orgánicos de frutas y vegetales que desechamos a diario.
Los expertos dicen: “Una buena fertilización ayuda a las plantas de interior a crecer vigorosas y disminuye el riesgo de que sean atacadas por insectos o enfermedades”.
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¿Cómo preparar este fertilizante orgánico casero?
Para preparar este potente abono, lo primero que debes hacer es dejar secar al sol 1 cáscara de huevo, 1 cáscara de papa, 1 cáscara de banana y 1 cáscara de cebolla.
Posteriormente, corta todas las cáscaras secas en pequeños trozos con una tijera. Luego, colócalas en una licuadora para pulverizarlas y ¡listo!
Agrega un puñado de esta mezcla sobre la tierra de la maceta alrededor de la planta, o dilúyela en el agua de riego. No olvides que el momento ideal para fertilizar las plantas de interior es en primavera y verano, pero puedes hacer un abono de refuerzo cada 15 o 20 días.
En conclusión, deshazte de los fertilizantes químicos y dale una oportunidad a este abono casero. Tus plantas de interior estarán radiantes, vigorosas y llenas de vida, ¡todo el año!