A la hora de elegir una planta suculenta para cultivar en casa, es prácticamente una certeza que esta se adaptará con facilidad a todo tipo de suelo, ya que se trata de un tipo de plantas que se destaca por su notable resistencia y su sencillo cuidado.
Entonces, como todas las de este tipo son poco exigentes, debemos enfocarnos en su aspecto para conseguir que sea esta la característica que la diferencie del resto de las plantas que tenemos en el jardín y es justamente allí donde la suculenta Disocactus biformis hace la diferencia.
Sucede que se trata de una planta vistosa por donde se la mire, ya que tiene un tronco cilíndrico que puede alcanzar el medio metro de longitud, el cual sirve como soporte de los brotes individuales que crecen en forma de hojas ricamente ramificadas, muy llamativos.
Además, esta especie considerada tesoro natural de tierras centroamericanas por ser nativa de regiones de Guatemala y Honduras, produce unas flores sumamente vistosas y de color vibrante que embellecer cualquier espacio.
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Estas emergen lateralmente desde las areolas superiores y a medida que crecen adquieren una forma ligeramente dobladas y canalizadas hacia arriba, una particularidad que complementa el tono rojizo a rosado de sus flores, las cuales se convierten en un verdadero espectáculo visual.
Pero eso no es todo, ya que esta planta perenne, a la cual se la considera como la primera que fue descubierta del género Disocactus, produce también unos frutos de color rojito de 3 centímetros de diámetro que complementan el atractivo de esta suculenta.
Sin embargo, lo mejor de la Disocactus biformis es que es sumamente sencilla de cultivar, se destaca por su adaptabilidad, precisa un cuidado básico y, teniendo en cuenta su acelerado crecimiento, bastará con una poda anual para que conserve su forma y su significativa belleza.
Sobre su cuidado
Esta especie tan atractiva para jardines y espacios interiores necesita recibir unos mínimos cuidados para verse siempre sana y fuerte, entre ellos mencionar la importancia de ubicarla en sitios donde reciba una buena dosis de iluminación, aunque evitando los rayos de sol directo e intensos.
En cuanto al riego, la Disocactus biformis requiere un poco más de agua que otras suculentas, por lo que si hace mucho calor se pueden regar dos veces por semana. Claro que esta frecuencia va a disminuir considerablemente durante las estaciones más frías del año.
Por último, el sustrato de esta preciada suculenta debe tener un alto contenido orgánico de turba de fibra larga y fibra de coco para nutrir la planta desde la raíz, pero además debe contar con un adecuado drenaje ya que es intolerante a los encharcamientos, como todas las de su tipo.