En el corazón de San Luis, el pueblo conocido como La Carolina emerge como una zona que parece haberse quedado detenida en el tiempo. Hasta allí llegaron Luciano y Fede Bal con el objetivo de vivenciar una atrapante vivencia turística.
Entre otras cosas, La Carolina se destaca por ser el resguardo de los primeros buscadores de oro del país, una actividad que tanto Luciano como Fede Bal lograron experimentar en carne propia.
Para finales del siglo XVIII, este hermoso pueblo de la actual Provincia de San Luis conseguiría su denominación actual conocida como La Carolina y en la actualidad alberga a unos 1.200 habitantes.
En sus calles empedradas, aún se conserva el estilo de esa vieja época donde la fiebre del oro se llevaba todas las miradas. Buscando retroceder en el tiempo, Fede Bal y su primo Luciano decidieron vivir la inigualable experiencia de los mineros.
De esta manera, ambos se adentraron por las calles del pueblo, por las viejas minas abandonadas y lograron incluso encontrar algunas pepitas de oro a la vera del río, utilizando la técnica milenaria del filtrado, algo que aún hoy se mantiene vigente entre los habitantes del pueblo.
Además, Luciano y Fede también disfrutaron de la excelente gastronomía que no pasa desapercibida en el Restaurante El Bodegón de Oro, donde se combinan los sabores autóctonos del lugar que sin dudas, despiertan a los paladares más exigentes.
La más linda del mundo
Ésta conservación histórica que se hace presente en La Carolina la llevó a ser postulada como una de las más lindas del planeta en el concurso de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas.
Para ello, el gobierno de San Luis y su dirección de turismo se basó en la preservación que rodea a La Carolina, de la cual Luciano Bal y su primo Fede Bal pudieron ser testigos en carne propia.