A finales de 1922 Howard Carter descubría la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes dando inicio a las increíbles historias de este faraón adolescente del reino de Egipto.
Desde ese momento, la figura de Tutankamón despertó la fascinación de los egiptólogos que se maravillaron con el descubrimiento de Carter a principios del siglo veinte.
En esa cripta, la momia de Tutankamón albergaba toda clase de objetos siendo sin dudas la más popular su llamativa máscara de oro, sumado al sarcófago de cuarcita, el ataúd dorado y las imágenes representadas en las paredes de la cripta.
Pero por otra parte, la momia también traía consigo dos dagas que poco tardaron en llevarse la atención de los expertos e investigadores. El caso es que una de ellas estaba confeccionada con una hoja de oro, mientras que la otra tenía un hoja de hierro con doble filo, combinada con una empuñadura de oro y pomo de cristal de roca.
Más allá de lo variado de los materiales que se implementaron para la confección de esta daga, lo que más capto la atención de los egiptólogos fue el hierro. Eso se debe a que este material fue popularizado en el mundo varias décadas después de lamerte del rey egipcio.
Entonces, la pregunta que motivó las investigaciones durante el último siglo fue encontrar una explicación lógica que permitan conocer el origen del hierro en la civilización egipcia. Y finalmente, parecen haberla encontrado.
Mirando al cielo
Con el paso del tiempo, la tecnología logró determinar cuales eran los componentes de la daga encontrada en la cripta, arrojando como resultado una presencia de 11% de níquel y un 0,6% de cobalto.
Estas mediciones abrieron la puerta para suponer que la misteriosa daga de Tutankamón haya sido forjada a partir de un meteorito, dado que ese tipo de componentes solo se podrían encontrar en cuerpos celestes fuera del propio Planeta Tierra.