La Aeonium arboreum es una de las suculentas más buscadas por los paisajistas y decoradores de interiores gracias a su bellos colores y fáciles cuidados.
Esta suculenta es originaria de la costa atlántica de Marruecos y de las Islas Canarias donde crece en campos abiertos dejando ver sus hermosos tonos y hojas en todas las épocas del año.
La Aeonium arboreum puede llegar a crecer unos 90 centímetros de alto y se caracteriza por sus tallos ramificados de los cuales nacen hojas rosetas de 15 a 20 centímetros.
Además, esta suculenta se distingue por sus increíbles colores que la convierten en toda una joya ornamental. Según la variedad, puede mostrar tonos como el violeta, y un centro verde en sus hojas que le brindan un estilo único.
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Cuidados
Cabe destacar que esta suculenta es bastante resistente al clima por lo cual se pude mantener en excelentes condiciones los 365 días del año. Además, su cultivo se puede realizar tanto en maceta como en el jardín.
Uno de los puntos importantes a tener en cuenta es el riego. Casi como cualquier tipo de suculenta, esta planta no tolera los encharcamientos. Es por ello que sea cual sea el modo de cultivo, se recomienda mantenerla con un buen drenaje.
A la hora de regarla, la Aeonium arboreum necesitará que la tierra este lo suficientemente seca. Si bien suele tolerar períodos de hasta 3 meses sin agua, el riego controlado la ayudará a crecer de la mejor manera.
En este punto, lo ideal es regarla de noche o al caer la tarde así las temperaturas del sol no absorben el agua rápidamente y las raíces pueden aprovechar de todos sus beneficios. Hidrata bastante la base a la hora de regar esta suculenta.
En cuanto a la luz, esta planta prefiere los espacios abiertos y con altas exposiciones a la luz solar, dado que es un factor fundamental para su crecimiento y salud.
Por último, es importante destacar que esta suculenta resiste muy bien a la afección de plagas y, para su reproducción, l técnica más efectiva es realizarla por esquejes, cortando una hoja, esperar que se seque o cicatrice la herida y recién ahí plantarla nuevamente.