Algún día se tenía que romper, Diego Schwartzman por fin logró imponerse sobre polvo de ladrillo luego de cinco derrotas al hilo sobre esa superficie. Y no fue una victoria cualquiera, menos en el contexto negativo que atraviesa el “Peque”. Quien fuera la mejor raqueta argentina en los últimos años, ganó un gran partido ante David Goffin (45 en ranking ATP) por 6-4 y 6-2, en el arranque del Masters 1000 de Montecarlo.
El triunfo del argentino tuvo varios puntos positivos que vale destacar. El primero, y tal vez uno de los más destacados, es que Diego Schwartzman recuperó varios de sus mejores golpes, entre ellos, el dropshot con el que lastimó en más de una ocasión a Goffin. Otro punto a destacar es que el “Peque” redujo significativamente los errores no forzados, errores que en partidos anteriores lo desmoralizaron notoriamente.
Durante el primer set el encuentro fue parejo, el argentino de 30 años supo contener a Goffin cuando este atacó con autoridad y aprovechó su momento para quedarse con el primer punto. En el segundo set, el belga evidenció algunos problemas físicos que le impidieron mostrar la versión agresiva del comienzo mientras que el “Peque”, con la confianza en alza no dudó en liquidar el encuentro.
El próximo rival de Diego Schwartzman será Jannik Sinner (9no en el ranking). El único antecedente entre el italiano y el “Peque” fue en la final de Amberes con victoria para el europeo por doble 6-2.
La descarga del “Peque”
Al consumarse el triunfo, Diego Schwartzman descargó todos los malos momentos vividos con un liberador “Si!”. El argentino levantó las manos, gesticuló y apretó el puño bien fuerte mirando al banco donde se encontraban Juan Ignacio Chela y Luis D¨Alessandro (Kinesiologo). Fueron varios los golpes que sufrió en el último tiempo el “Peque” y un triunfo de esta calaña, bien vale ser festejado.