Apenas inició diciembre, La NASA ha detectado un colosal agujero en la corona solar, la capa más externa del Sol, que tiene unos 800.000 kilómetros de ancho, lo que equivale a unas 60 veces el diámetro de la Tierra o a un tercio del diámetro del Sol. Este agujero se ve negro en las imágenes de rayos X, pero en realidad es una región más fría y menos densa que el plasma circundante.
Lo que llama la atención de este agujero es que se ha formado cerca del ecuador del Sol, lo que aumenta la probabilidad de que los vientos solares que emite lleguen a la Tierra y causen efectos en el clima, las comunicaciones, los satélites y las auroras boreales. Estos vientos solares son corrientes de partículas cargadas que viajan a gran velocidad por el espacio y que pueden interactuar con el campo magnético terrestre.
Sin embargo, no hay que alarmarse, ya que los vientos solares no son tan peligrosos como se suele creer. No hay evidencia de que puedan causar daños directos a la vida humana o al medio ambiente. Además, existen medidas de prevención y protección para mitigar los efectos de los vientos solares. Lo que sí podrían provocar es una tormenta geomagnética, que es una perturbación en la magnetosfera terrestre causada por el cambio en el campo magnético interplanetario. Estas tormentas pueden afectar el funcionamiento de algunos sistemas tecnológicos, como las redes eléctricas, las comunicaciones, los satélites y los sistemas de navegación.
Este agujero coronal es bastante atípico, ya que se produce en una fase de aumento de la actividad solar, cuando se esperan menos agujeros coronales y más llamaradas solares. Las llamaradas solares son explosiones de energía y luz que se producen en la superficie del Sol y que pueden enviar partículas de alta energía hacia la Tierra. Estas partículas pueden causar efectos similares a los de los vientos solares, pero más intensos y rápidos.
Los científicos buscan entender por qué se ha formado este agujero coronal y qué relación tiene con el ciclo solar, el ciclo que completa el campo magnético del Sol cada 11 años, aproximadamente. Durante el ciclo, el campo magnético del Sol cambia completamente, lo que afecta la actividad de la superficie solar, como las manchas solares y las erupciones solares. El máximo solar es la fase del ciclo en que la actividad solar alcanza su punto más alto, lo que significa que hay más manchas solares y más erupciones que pueden enviar vientos solares hacia la Tierra.
Según las predicciones de la NASA, el próximo máximo solar será más intenso y llegará un año antes de lo previsto, en 2024. Esto implica que veremos más fenómenos solares espectaculares, pero también más riesgos para la tecnología y la vida como la conocemos en este momento.