Sencilla, etérea y fácil de vislumbrar en cualquier jardín o pastizal, la flor del diente de león o panadero, atrae la mirada de cualquiera que pasa cerca.
Con la libertad con la que crecen los yuyos, el diente de león reluce por sus pétalos amarillos en campos y baldíos. Esta planta que a veces solo se arranca para soplar y ver volar al viento sus semillas, guarda antiguos secretos que queremos compartir.
Con la libertad con la que crecen los yuyos, el diente de león reluce por sus pétalos amarillos en campos y baldíos. Esta planta que a veces solo se arranca para soplar y ver volar al viento sus semillas, guarda antiguos secretos que queremos compartir.
Su nombre científico es Taraxacum officinale, y pertenece a la especie de las Asteraceae. Considerada durante años como hierba mala, lo correcto sería decir "hierba adventicia", sus hojas se consumen en ensalada y se le han atribuido numerosas propiedades medicinales.
Por tradición las culturas de distintos lugares del mundo le han asignado un rol medicinal al diente de león.
En la actualidad los laboratorios farmacéuticos estudian a estas plantas y han comprobado que el diente de león tiene propiedades diuréticas. Es un antioxidante natural; posee características alcalinas, insecticidas y fúngicas. Además, es una rica fuente de vitaminas y minerales. Es por eso que su uso está recomendado para:
- Prevenir la anemia: Debido a que contiene altos niveles de hierro, vitaminas y proteínas, que fomentan la formación de los glóbulos rojos y otros componentes sanguíneos.
- Aliviar a los pacientes diabéticos: Porque estimula la producción de insulina, bajando el nivel de glucemia y también actúa como diurético, incrementando la necesidad de orinar y así eliminar el exceso de azúcar del organismo.
- Mejorar la salud ósea: ya que es una planta rica en calcio, mineral clave en el fortalecimiento de los huesos. También, es fuente de vitamina C y luteolina. Antioxidantes que protegen a los huesos del deterioro propio de la edad.
Significado y simbología del panadero o diente de león
Los pueblos de manera ancestral otorgan significado a las plantas. Y aunque ignoremos los orígenes, tendemos a repetir ciertos actos como si fuesen rituales destinados a atraer la suerte o la salud.
El diente de león debe su nombre a la apariencia de sus hojas, que recuerdan a los dientes triangulares, afilados y desiguales del león. Es precisamente cuando sus pétalos se van marchitando, cuando aparece la auténtica magia.
Las leyendas cuentan sobre hadas que cansadas de ser pisoteadas en el bosque, por aquellos que no las veían, adoptaron gracias a sus poderes mágicos, la forma y el colorido del diente de león. Así vistosas, ya no serían pisoteadas.
Otras historias hablan de duendes traviesos que transformaron el oro de un viejo avaro en estas hermosas flores, para que todos podamos disfrutar de su belleza.
Creamos o no, en hadas y duendes; soplar una flor seca de panadero o diente de león es una experiencia muy especial.
Ver como sus semillas vuelan a través del aire es un bello espectáculo que se repite y se repetirá a lo largo del tiempo.