La Oreja de Liebre, conocida científicamente como Stachys lanata, es una suculenta perenne, de porte modesto y hojas delicadamente vellosas que despliega una paleta de grises que no solo cautiva la vista, sino que invita al tacto a explorar su textura sedosa y agradable.
Esta suculenta caracterizada por su cobertura densa de pelos de tonalidades gris o plata-blanco confiere no solo un encanto visual, sino también una capa protectora que revela su adaptabilidad a condiciones climáticas extremas.
Dotada de una rusticidad sorprendente, la Oreja de Liebre puede desplegar sus encantos bajo pleno sol, desafiando la adversidad de las heladas siempre y cuando no se prolonguen en el tiempo. Su versatilidad se manifiesta también en la capacidad para prosperar en suelos no necesariamente ricos, destacando su resistencia y adaptabilidad.
A lo largo de la primavera hasta finales del verano, las flores de la Oreja de Liebre despliegan su delicada belleza, aunque no ostentan la espectacularidad de algunas de sus contrapartes florales. Sin embargo, es interesante destacar que, dado que la verdadera joya de esta suculenta reside en su follaje distintivo, muchas veces las flores son cortadas para realzar la prominencia de las hojas lanosas.
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Cuidados de la Oreja de Liebre
La Oreja de Liebre revela su carácter robusto al preferir el sol y el suelo bien aireado. Esta planta rústica encuentra su hogar ideal en terrenos arcillosos y calizos, siempre que cuenten con una excelente capacidad de drenaje. Su resistencia se nota en temperaturas elevadas y condiciones de escasa humedad, siendo esenciales los suelos con buen drenaje para evitar consecuencias fatales.
Cultivar la Oreja de Liebre es una gran satisfacción para aquellos amantes de la jardinería, ya que es una planta fácil de manejar. Se recomienda plantarla con una separación de aproximadamente 50 cm, dependiendo de la especie. Aunque no demanda cuidados excesivos, resulta beneficioso suprimir los tallos florales una vez concluida la floración, promoviendo así su salud y vitalidad.
Para mantener niveles adecuados de materia orgánica, se aconseja realizar aportes anuales de abono de compost, especialmente en primavera u otoño, contribuyendo así al bienestar continuo de la planta.
No es una suculenta que requiere podas intrusivas; simplemente, se recomienda dar forma y mantener su porte natural. Su resistencia a plagas y enfermedades la convierte en una elección idónea para aquellos que buscan un cultivo de bajo mantenimiento en jardinería.
Finalmente, debemos destacar que propagar la Oreja de Liebre es un proceso accesible, realizado mediante la división de la mata existente. Esta operación, que se lleva a cabo preferiblemente en primavera antes de la entrada en vegetación, o en otoño antes del reposo invernal, permite obtener nuevas plantas que pueden ser directamente trasplantadas a su ubicación definitiva.
La sencillez de este método de multiplicación añade un atractivo adicional a la suculenta invitando a los jardineros a expandir su presencia en el paisaje con facilidad.