El tomillo es una planta aromática perenne originaria de Europa, que se destaca por sus múltiples propiedades culinarias, ornamentales y medicinales. Se trata de un condimento de rico aroma e intenso sabor, que la ha hecho muy apreciada en el mundo de la gastronomía y la jardinería.
Gracias a su fuerte olor, esta planta también es utiliza en interiores y huertos de todo tipo para ayudar a mantener alejadas una gran cantidad de plagas. A continuación, te mostramos cómo cultivar el tomillo de manera fácil y eficaz.
La maceta
Utiliza un recipiente con suficiente profundidad, ya que el tomillo desarrolla raíces bastante profundas. El material puede ser de plástico o cerámica, lo importante es que le coloques una tapa para conservar la humedad.
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También es necesario que el recipiente cuente con agujeros de drenaje, pues esta planta no tolera el exceso de agua en el suelo, ni los encharcamientos.
El sustrato
Para el sustrato puedes utilizar compost, un poco de perlita, o arena mezclada con tierra, lo importante es que retenga la humedad. Fundamental: la tierra debe estar bien regada antes de colocar las semillas en la maceta.
La siembra
El tomillo necesita luz para germinar, por eso sus semillas no se pueden enterrar en la maceta. Lo mejor es esparcirlas por el recipiente de forma regular. Después coloca la maceta en un lugar cálido de 20°C aproximadamente y a la sombra, pero con buena iluminación.
Dejarás tu recipiente tapado hasta que las semillas germinen. Si la tierra se llega a secar, hay que rociarla muy suavemente sin mover las semillas.
Otros consejos
Al cabo de una semana, ya empezarás a notar las primeras hojitas aparecer. Cuando eso ocurra, quita la tapa de tu recipiente, ubícala a la media sombra y no permitas que se seque el sustrato.
A la tercera semana, cuando las hojas ya estén más crecidas, será momento de trasplantarla a una maceta más grande para que la planta no se ahogue y pueda seguir creciendo correctamente.