Entre las múltiples opciones entre las cuales elegir una planta de interior, es indudable que el Ficus es una de las preferidas, por su resistencia a prueba de principiantes en la jardinería, pero principalmente por la importante función que cumple dentro del hogar.
Sucede que esta planta de origen tropical se caracteriza por brindar una frescura sin igual en el ambiente a tal punto que aseguran que el Ficus absorbe y neutraliza tóxicos como el benceno, formaldehído y tricloroetileno. Entonces, para que esta especie cumpla con su objetivo es imprescindible tener en cuenta los siguientes 10 puntos de su cuidado.
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Ubica tu Ficus en el sitio en el que cuente con una buena iluminación natural pero siempre evitando el sol directo ya que podría quemar sus hojas.
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Para su cultivo es mejor reemplazar la tierra por una mezcla de turba, perlita y compost casero, ya que así el suelo drena y retiene el agua que la especie necesita.
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Para que el Ficus crezca durante toda la temporada recomiendan aplicar con un aspersor una dosis de fertilizante diluido durante las estaciones de altas temperaturas.
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En cuanto a sus hojas, sugieren humedecerlas con un atomizador cada dos días, o cuando puedas detectar que el agua se evaporó, para mantener así la humedad a su alrededor.
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Es importante también podar el Ficus a finales del verano para permitir que la luz ingrese al centro del árbol y así pueda volver a crecer plenamente, habiendo cortado las ramas con hojas amarillas.
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En caso de haber plagas, lo mejor será rociar por completo el Ficus con una mezcla de agua y jabón insecticida, tanto la parte superior como la inferior de las hojas.
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Para mantener nuestra planta con una apariencia deslumbrante y que además purifica el aire, es importante limpiar la suciedad de sus hojas con un paño húmedo cada dos semanas, sujetándola para evitar que se quiebre.
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En caso de apreciar que los cinco centímetros superiores del medio estén secos se debe regar el árbol, evitando mojar en demasía ya que eso puede ser perjudicial. Asimismo, la frecuencia en el riego se reduce considerablemente en invierno.
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Al ser una especie tropical, es importante tener en cuenta la humedad, siendo lo más recomendable colocar un plato con un poco de agua a temperatura ambiente debajo de la maceta del Ficus, añadiendo líquido sólo cuando se haya evaporado por completo.
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Esta especie prefiere las temperaturas cálidas, por lo que hay que evitar que quede expuesta al frío y las heladas. Asimismo, no toleran los cambios bruscos de temperatura así que lo mejor será encontrar un sitio cálido y dejarla allí de manera permanente.
En conclusión, siguiendo minuciosamente estos puntos mencionado sobre el correcto cuidado del Ficus, tendrás la certeza de que esta planta cumplirá a la perfección con su labor de purificar el aire de tu hogar.