Durante la década de los 90, Jim Carrey se convirtió en una de las figuras más relevantes del cine luego de protagonizar películas que trascendieron en el tiempo como “Tonto y Re Tonto”, La Máscara” o “Ace Ventura”.
Pero sumado a buenos guiones, Jim Carrey logró su popularidad en la industria de Hollywood gracias a una forma particular de hacer humor que lograba traspasar la pantalla, conquistando al público con sus caras y gestos elocuentes.
La búsqueda por nuevos papeles y desafíos, llevaron al actor a correrse del género de comedia pasando por proyectos igual de exitosos como “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” o “Número 23”.
Dentro de ese eclecticismo, Jim Carrey fue forjando su calidad interpretativa, hasta que se encontró con un personaje muy exigente que le produjo más disgustos que beneficios.
En 1999, Milos Forman lo convocó para protagonizar “Man on the moon”, basada en la vida del comediante estadounidense Andy Kaufman. Quienes participaron de las grabaciones en el set con Jim, contaron que el personaje de Kaufman fue ganando terreno más allá de la película.
“Fue un film muy complicado. Él fue muy difícil porque interpretó a un personaje muy difícil. La película fue muy difícil porque nuestro productor, Danny DeVito, y la mayoría del elenco eran amigos de Andy”, dijo el director de fotografía Anatas Michos, sobre su experiencia con Carrey en las grabaciones.
Metamorfosis
Durante los meses de rodaje Jim vivía y hablaba como Andy. Incluso luego de finalizar la película el personaje lo seguía acompañando a cada instante, llevándolo al borde de la locura por lo que debió recurrir a ayuda profesional para poder superarlo.
Esta particular experiencia vivida por Jim Carrey, llevaron a Netflix a realizar un documental titulado “Jim y Andy”. Como una especie de “mamushka” audiovisual, el film retrata como Jim se convirtió en Andy, destacando este particular papel que le cambió la vida.
(Fuente: Netflix).