El día de hoy, te traemos un clásico de la gastronomía argentina pero con reminiscencia en su origen europeo. Buñuelos de espinaca y parmesano, una receta que nos transporta en el tiempo y nos lleva a recordar nuestra infancia en la casa de la abuela.
Crujientes por fuera y tiernos por dentro así te quedarán los buñuelos de espinaca con queso parmesano si seguís el paso a paso de la receta que te proponemos hoy.
Ideales para realizar y disfrutar como entrada, guarnición o plato principal. Te sorprenderá por la facilidad en su elaboración y su delicioso sabor, garantizamos tu satisfacción y la de tus comensales.
Ingredientes
250 Grs de espinaca fresca
2 Dientes de ajo
4 Huevos
250 Grs. de harina leudante
150 Ml de leche entera
100 Grs de queso parmesano rallado (o el queso de su preferencia).
1 Cebolla
Sal y pimienta a gusto
Modo de preparación
Comenzamos la elaboración picando la cebolla en pequeños cubos y los dientes de ajo en trocitos pequeños, los colocamos en la sartén a fuego medio con una cucharada sopera de aceite de girasol o maíz. Una vez que comiencen a transparentarse, añadimos las hojas de espinacas frescas.
A continuación colocamos las espinacas rehogadas en un bol y agregamos la leche, los huevos batidos, el queso parmesano y la harina, removiendo bien hasta conseguir una masa cremosa. Luego, colocaremos una cantidad generosa de aceite de oliva en el sartén y freímos por tandas.
En el momento de la cocción es importante que se haga de a poco para que los buñuelos no se peguen entre sí. En el aceite hirviendo, se añade una porción de la mezcla con una cuchara, notaremos como rápidamente se irá al fondo pero al cabo de unos minutos comenzará a flotar, en ese momento es necesario estar atentos para que no se quemen. Una vez dorados los retiramos y quedan listos para disfrutar.
Buñuelos en versión dulce
Clásico de clásicos y amados por todos a la hora de la merienda o desayuno o para cuando deseamos comer algo dulce y delicioso. Los “buñuelitos” son un emblema de la repostería Argentina.
De elaboración muy sencilla, se trata de una masa de harina, huevo y leche, que se fríe en abundante aceite. Un mundo de posibilidades se abre a partir de esta base: Pueden hacerse solas, rellenas con dulce de leche, crema pastelera, rebozadas en azúcar o con frutas en su interior como el clásico buñuelo de manzanas. Una receta que pasa de generación en generación y que continúa siendo preferida por muchos.