En una nueva entrega de “PH: Podemos hablar”, uno de los invitados fue Sergio Martínez, quien terminó conmoviendo a todos con su triste relato de vida. El boxeador, habló de sus padecimientos y de las necesidades que tuvo que pasar antes de dar el salto, y de consagrarse como deportista.
El momento para que Sergio Martínez abra su corazón, se dio luego de que Andy Kusnetzoff invitara al punto de encuentro a todos aquellos que habían tenido una infancia difícil. El campeón mundial, comenzó su historia revelando que había tenido que dejar de estudiar a los 14 años, para ponerse a trabajar con su padre como albañil.
Mientras relataba las necesidades que le tocó vivir, recordó uno de sus peores momentos. Fue luego de llegar a su casa después de entrenar, y no tener nada para comer.
"Recuerdo que nosotros íbamos naturalizando. Para mí estaba bien, era normal, era habitual no cenar, era habitual ver a mi madre que con una latita de no sé qué cosa hacer magia y alimentar a cinco.”
Luego de eso, el conductor le preguntó si alguna vez le había tocado pedir plata o comida. Fue entonces, que "Maravilla" aseguró que dinero no, pero que había comido en varias oportunidades en la fundación de “Cáritas”.
Acto seguido, resaltó que luego de independizarse, las cosas no cambiaron demasiado. Sus recursos eran tan escasos que le habían cortado la luz y el agua, ya que solo podía pagar el alquiler.
“Tenía una lata de atún al día, durante meses. No fueron día, fueron meses."
A pesar de su cruda realidad, Sergio “Maravilla” Martínez, supo ponerse de pie y revertir la situación a base de esfuerzo y sacrificio. Logrando ser, hasta el día de hoy, uno de los deportistas más reconocidos de nuestro país.
El día que cambió todo
El boxeador reveló que de un día a otro su vida dio un giro inesperado. Fue luego de presentarse en un combate mundial en Inglaterra, donde el premio eran 9 mil dólares.
Al expresar cómo fue la pelea, Sergio Martínez manifestó que logró ganarla, a pesar de haber sido muy dura. En la competencia, se rompió la mandíbula, todos los dientes de arriba, y los de abajo, la nariz, y dos costillas. Además, tuvieron que colocarle 15 puntos en la ceja.