Las historias que giran alrededor de las momias egipcias, suelen guardar misterios que poco a poco se van develando. Tal es el caso de la momia del faraón Ramsés I.
Según una nota reciente publicada en el National Geographic, una momia egipcia que permaneció durante 130 años en un pequeño museo de Ontario, Canadá, resultó corresponder al faraón Ramsés I, fundador de la dinastía XIX en Egipto.
Esta momia fue adquirida por el Museo Carlos de la Universidad de Emory, en EEUU en el año 2001; donde sus curadores e investigadores, tras realizar estudios, comprobaron que tenía una antigüedad de 3.000 años y llegaron a la conclusión que correspondía a los restos mortales del faraón Ramsés I.
En el año 2003 la momia fue devuelta a su país, donde fue recibida con los honores propios de un faraón. No todos los especialistas están convencidos de que se trate de la momia de Ramsés I, pero sí tienen la seguridad que sería una momia perteneciente a la realeza egipcia de la época.
El misterio de la momia de Ramsés I comienza cuando en el 1817, el explorador italiano Giovanni Battista Belzoni ingresa al Valle de los Reyes. En ese sitio estaban las tumbas de la mayoría de los faraones que gobernaron Egipto durante las dinastías XVIII, XIX y XX.
La tumba en la que entró Belzoni, había sido saqueada en la antigüedad, motivo por la cual, la encontró prácticamente vacía. Entonces, ¿qué había pasado con las momias de los faraones?
“Las momias reales fueron trasladadas de un lugar a otro en busca de seguridad por los sacerdotes de la dinastía XXI, encargados de protegerlas de las manos de los ladrones de tumbas.”
Ramsés I: la búsqueda del faraón perdido
El comienzo de la dinastía XIX (1292-1191 a.C.) en Egipto, vino de la mano de Paramesu, militar y hombre de confianza del faraón Horemheb, quien a falta de descendencia que lo sucediera en el trono, lo designa como su sucesor bajo el nombre de Ramsés I.
El reinado del nuevo gobernante fue breve ya que duró solo 16 meses, cuando falleció a la edad de 50 años y fue sucedido por su hijo Seti I, y luego por su nieto, Ramsés II
La nota publicada menciona que:
“Tras su muerte, el viejo faraón fue enterrado con toda la ceremonia y la pompa que un monarca de Egipto merecía en la tumba destinada para él excavada en el Valle de los Reyes (KV16).”
Al parecer, los restos del faraón Ramsés I, solamente pudieron descansar en paz por doscientos años, ya que luego comenzaron a viajar de un sitio a otro, para garantizar su protección de los saqueadores y profanadores de tumbas, cosa que lamentablemente no pudieron evitar.
Se le atribuye a la familia Abd el Rasul el haber saqueado y traficado de manera ilegal objetos y obras de arte, vendiéndolos al mejor postor. Según los datos del National Geographic fueron ellos quienes:
“En 1871, a través del tratante turco Mustafá Ana Ayat, vendieron una momia muy bien conservada al doctor James Douglas, que a su vez la vendió al Museo Niagara Falls, en Ontario”
Finalmente, la supuesta momia de Ramsés I fue restituida a las autoridades egipcias. El fundador de una de las dinastías más importantes de Egipto, hoy tiene su morada de descanso final en una sala especial del Museo de Luxor en Egipto.