El 17 de mayo de 1953 llegó a este mundo Luca Prodan, nació en la ciudad de Roma pero su adolescencia transcurrió en Escocia, concurrió a la Gordonstoun School, un colegio de la alta sociedad en el que cursó junto al príncipe Carlos de Inglaterra.
Algunos años después escapando de su adicción a la heroína llegó a la Argentina. Los años en Europa no habían sido sencillos y un nuevo horizonte parecía ser la solución a los problemas. Se radicó en Córdoba, ciudad a la que llegó luego de que un amigo que se había hecho en Escocia, le enviara una foto donde él y su familia disfrutaban de las sierras lejos de los peligros.
Luca hablaba inglés, italiano y algo de francés. Escuchando hablar a la gente aprendió español y la música pasó a ser su refugio predilecto. En Córdoba conoció a Germán Daffunchio y a Alejandro Sokol, junto a ellos formó Sumo. Luego de un breve paso por Inglaterra, donde reclutó algunos equipos e instrumentos, se instaló en el barrio inglés de Hurlingham.
Ya en el Oeste de la Provincia de Buenos Aires Sumo empezó a tomar forma definitiva. Sokol dejó la banda, ingresaron Diego Arnedo en bajo, “Superman” Troglio en batería, Ricardo Mollo en guitarra y Roberto Pettinato en saxo.
Sumo grabó tres discos oficiales, “Divididos por la felicidad'' en 1985, “Llegando los monos” en 1986 y “After chabón” en 1987.
El inicio de la leyenda
El 20 de diciembre de 1987 en el club Los Andes, antes de tocar "Fuck you", Luca dijo "ahí va la última", y fue la última nomás. Luca Prodan, el tipo nacido en Roma, que estudió en Escocia, que vivió los setenta en Londres y por esas cosas de la vida terminó en Buenos Aires, empezó a transformarse en leyenda dos días después, el 22 de diciembre de 1987. Hoy, a 69 años de su natalicio, el legado de Luca está sumamente vigente.
La heroína, la ginebra y esa manera de decir y de contar le dieron forma a lo que hoy es la leyenda de Luca. Mezcló a Bob Marley con Joy Division, a The Cure con los Sex Pistols y lo procesó en su cabeza. Armó el croquis de la banda que terminaría siendo vital en el sonido y el andar de los ochenta. Marcó a fuego a nuestro rock y a una generación, después de Sumo y de Luca, ya nada volvió a ser igual.