Sin dudas la llegada de la pandemia hizo a muchos replantearse sus modos de vida y girar en un rumbo distinto. Ese fue el caso de Pablo Granados, quien hoy se refugia en la naturaleza de su casa.
El confinamiento que inició en marzo del 2020 a raíz del covid, encontró a Pablo Granados en su casa de Zárate y hoy, dos años después, asegura que no volvería retomar su vida citadina.
Aire libre, naturaleza, perros, huerta y por su puesto su novia Camila Delossan forman parte de su rutina diaria, alejado de la vertiginosidad de la ciudad.
Si bien esta vida no es para cualquiera, lo cierto es que el ex Videomach encontró su lugar y, pese a algunos esfuerzos, no solo consiguió adaptarse sino que ya no pretende volver atrás.
“El campo tiene esa cosa de bajar a tierra. O que salís, no sé, a dar una vuelta en bici para recargar. Con perros que antes no tenía, me gusta estar ahí” expresó Pablo, aunque reconoció que aún extraña algunos beneficios de la ciudad.
Entre ellos, se encuentra el contacto familiar, dado que no solo es padre sino también abuelo. En ese sentido expresó que lo más difícil es mantenerse alejado de Mery, Migue y su nieta Bernardita, aunque aseguró que suelen visitarlo y quedarse a dormir en su casa.
Para siempre
Asimismo, relató que su familia tenía esta casa desde hace más de 20 años y fue en el confinamiento donde finalmente decidió quedarse en lo que parecería ser “para siempre”.
Alejado de los medios de comunicación, el humorista hace uso de sus redes sociales para no solo generar un ingreso económico, sino también para no dejar de lado su pasión actoral.
“Acá se vive con menos, se gasta menos en cosas materiales y se puede ser feliz con menos” concluyó Pablo Granados.