En medio de estos tiempos acelerados, la búsqueda del equilibrio interior resulta una tarea que parecería titánica.
Los tiempos que corren con sus apremios y exigencias, tanto laborales como cotidianas, dejan poco espacio disponible para la serenidad y la contemplación.
Se suma en este presente la situación mundial de pandemia, que nos genera mayores niveles de ansiedad y preocupación.
Sin embargo, hoy, más que nunca, es necesario respirar profundo, meditar y concentrarse un poco más en uno mismo, para encontrar esa tranquilidad que nos permita conectarnos saludablemente con los demás.
Buscamos la felicidad como un objetivo casi inalcanzable. Nos frustramos con facilidad en esa búsqueda desesperada, cuando sería mucho más conveniente intentar alcanzar la tranquilidad que nos permita disfrutar de la vida en el presente. Evitar estar demasiado pendientes de aquello que ya pasó o de aquello que todavía está por suceder
Como cita la psicóloga Valeria Sabater:
“Parece que, en un mundo cada vez más caótico, cuesta lo indecible desarrollar una mente serena.
A pesar de ello, esforzarnos en edificar, dar forma y modelar un enfoque mental más sosegado es clave para nuestro bienestar. Porque la serenidad es un estado psicológico apacible y sosegado en el que no cabe el estrés que todo lo distorsiona.”
Técnicas milenarias y actuales
El bienestar y la serenidad interior de ninguna forma consisten en evitar el sufrimiento. A lo largo de la vida atravesamos muchas situaciones que nos apenan y que nos marcan, pero es recomendable aprender a saber sobrellevarlas.
Hacer como hace el bambú con el viento, que se dobla, pero no se quiebra. Se adapta a las situaciones sin doblegarse y es ahí donde radica su verdadera fortaleza.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano busca su paz interior utilizando técnicas respiratorias y de meditación para lograr ese anhelado estado de calma que le permita vivir mejor.
Hoy en día existen escuelas que utilizan la técnica de meditación en niños pequeños como una asignatura más en su enseñanza, porque se ha comprobado que ayuda a la tranquilidad y a una mejor concentración.
Estas prácticas resultan herramientas eficaces para enfocarse en el presente y lograr una sensación de mayor serenidad y equilibrio, lo que sin duda aporta una mejor calidad de vida y salud mental.