El fútbol tiene la capacidad de movilizarnos a un nivel superlativo que es capaz de llevarnos desde la mayor felicidad hacia el dolor más grande que pueda sentir un apasionado por este deporte que hoy se viste de luto para despedir a Edson Arantes do Nascimento, el ídolo conocido popularmente como Pelé.
Hace minutos nada más desde la cuenta oficial de Instagram de Pelé se confirmó su fallecimiento a los 82 años tras luchar durante varios meses contra un cáncer que lo fue debilitando cada vez más. Sin embargo, aseguraron que “El Rey” se fue en paz.
La noticia de su lamentable deceso se desplaza a una velocidad supersónica, principalmente porque se trata de un anuncio que nadie quería escuchar pese a que los pronósticos médicos lo venían anticipando.
Sucede que el cáncer de colon con el que fue diagnosticado el astro en septiembre del año pasado lo obligó a permanecer internado todo este tiempo, pero lamentablemente las respuestas a los tratamientos cada vez eran más débiles y sus seres queridos se prepararon para lo peor.
Es por eso su numerosa familia se reunió hace algunos días para acompañar al tricampeón del mundo en sus últimos días, quienes eligieron despedirlo con un sentido mensaje que deja a las claras que su partida física no impedirá su recuerdo eterno.
“En su viaje, Edson encantó a todos con su genialidad en los deportes, detuvo una guerra, realizó labor social por todo el mundo y difundió lo que él más creía que era la cura para todos nuestros problemas: el amor.”
Es que sin dudas, su habilidad con la pelota trascendió fronteras y lo llevó a convertirse en un ídolo en todo el mundo, a tal punto que ya han comenzado a llegar mensajes de distintas partes del universo para remarcar su nobleza y brillante paso por la tierra.
Es que aquel chiquillo de infancia humilde que buscaba lograr todo aquello que su padre no había podido terminó superando con creces cualquier objetivo. Levantó tres veces la Copa del Mundo y defendió la camiseta de su país con todo el orgullo.
Hoy, sin poder ganar el partido más difícil de su vida contra una enfermedad que lo devastó profundamente, el astro de Brasil se despide por la puerta grande, en paz y sabiendo que su nombre quedará grabado por siempre en todos los que aman al deporte de la misma manera en que él supo hacerlo hasta su último suspiro.
Una leyenda
Los primeros años de la vida del astro brasileño no fueron sencillos ya que desde pequeño tuvo que hacer lo suyo para ayudar a su familia. Vendió pasteles en las calle, atendió una estación de servicio y lustrabotas con solo siete años.
Sin embargo, ni el más optimista se podría imaginar que tiempo después ese niño repleto de sueños sería el encargado de sentenciar la victoria de Brasil por 4-1 ante una poderosa Italia en el Estadio Azteca, ni mucho menos el que con su habilidad con la pelota haría detener la guerra entre Nigeria y Biafra en 1969.
En definitiva, solo las leyendas son capaces de convertir este tipo de milagros y al igual que su sonrisa, infinita, así será también el recuerdo de la grandeza del amo y señor de la camiseta número 10, de “El Rey”, de Pelé.