Los 8 Escalones siguen brillando en las tardes y noches de El Trece con una gran cantidad de pesos en juego y ricas historias de vida que proporcionan los participantes.
En una de la últimas emisiones vespertinas de Los 8 Escalones, se vivió una insólita situación a raíz de los nuevos cambios implementados por la producción.
La dinámica del juego propone que los participantes se vayan eliminando de a uno a través de preguntas hasta que solo uno se consagre como el ganador del juego. Luego, con el millón en la mano, debe decidir si volver a la emisión siguiente o quedarse con lo recaudado.
Lo cierto es que esa regla cambió hace algunas semanas atrás y ahora, si el ganador se retira y deja su lugar a otro participante, también deberá dejar el premio ganado en la última emisión.
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A raíz de esto, se dio una inusual situación que lo tuvo a Nicolás como principal protagonista. Siendo su segundo programa el participante llegó a la final y ganó, recibiendo el cheque por los dos millones acumulados hasta el momento (uno por cada programa).
Como es habitual antes de terminar el programa, Guido Kaczka le pregunta que es lo que pretende hacer: volver al día siguiente o plantarse. “Yo hoy vine por un sueño y creo que, en gran parte, ya se me cumple. Y creo que hay gente que tiene más necesidades que yo. Así que ya no vuelvo. Le doy el lugar a Julio César” dijo Nicolás.
Avivada
Ante la respuesta, el conductor se vio en la obligación de recordarle las nuevas reglas a Nicolás ante la mirada expectante de Julio César. En ese sentido, le explicó que no solo dejaba el lugar sino también el último millón ganado.
El dato sorprendió al participante que, hasta el momento, no se había percatado de las nuevas reglas. De fondo, Julio César le gritaba “no lo avives” a un Guido igualmente sorprendido por la decisión de Nicolás. Finalmente, el ganador decidió volver a Los 8 Escalones mientras que su rival en la final se lamentaba por haber estado tan cerca.