El psicólogo de Diego Armando Maradona, Carlos Díaz, declaró ayer en la indagatoria por el caso del fallecimiento del barrilete cósmico, y negó haber tenido responsabilidad. Díaz respondió unas cien preguntas en alrededor de siete horas.
Desde el mediodía de ayer, el terapeuta declaró ante la Justicia que “en ningún modo pudo haber influido” su praxis en la muerte del genio del fútbol mundial.
El especialista en adicciones también señaló que sus intervenciones al Diez solamente le trajeron perjuicios. Por el momento está acusado de “homicidio simple con dolo eventual”, un delito para el que la pena va de los 8 hasta los 25 años de cárcel.
Ante la Fiscalía General de San Isidro, Díaz se adjudicó haber tenido éxito en el tratamiento de desintoxicación del mejor jugador del mundo, alegando que murió “sin drogas ni alcohol en su cuerpo”.
El psicólogo, que atendió a Maradona durante su último mes de vida terrenal, es uno de los siete imputados que tiene el expediente, un actor del grupo perverso e irresponsable que gestionó la muerte del nacido en Villa Fiorito.
Díaz fue uno de los que atestiguaron el deceso de Diego el 25 de noviembre de 2020. La autopsia de terminó que la causa de defunción fue "edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada". El corazón de Diego Armando tenía una “miocardiopatía dilatada”.
Una junta médica determinó que el paciente presentaba pluripatologías, que agonizó 12 horas antes de su muerte, que la casa del country San Andrés no se encontraba en condiciones como para considerarse internación domiciliaria, y que Diego podría haber tenido chances de sobrevivir si hubiera estado en una clínica.
El pueblo maradoniano, que se había expresado masivamente en Casa Rosada, en puertas de clubes, alrededores de murales y en redes sociales, apunta contra Matías Morla y su clan, gerente del adiós a D10s.