Diecinueve y veinte de diciembre de 2001. Días de furia, de estado de sitio y de violencia. Un presidente huyendo en helicóptero, un estado acéfalo, 38 muertos y un centenar de heridos. En ese contexto el equipo que dirigía Mostaza Merlo debía jugar la última fecha del Torneo Apertura 2001. Racing estaba puntero y con un punto más, rompería el maleficio luego de 35 años sin títulos. Pero por el estallido social la última fecha del torneo se suspendió hasta nuevo aviso.
Al principio, se especulaba con que recién se jugaría en febrero de 2002, hasta que desde la AFA que presidía Julio Grondona, llegó la noticia y el encuentro se jugaría cuatro días después de lo pactado originalmente. La calurosa tarde del jueves 27 de diciembre en Liniers, se enfrentaron Vélez Sarsfield y el Racing de “Mostaza”, el Racing del “Paso a paso”, el Racing del sufrimiento.
Mientras en las calles el grito a flor de piel era “Que se vayan todos”, en el “Amalfitani” Gustavo Campagnuolo, Francisco Maciel, Gustavo Loeschbor, Claudio Ubeda, Martín Vitali, Adríán Bastía, Gerardo Bedoya, Gustavo Barros Schelotto, José Chatruc, Maximiliano Estévez y Rafael Maceratesi; saltaron al campo de juego con el objetivo bien claro: ser campeones luego de 35 años.
Momento de mucha presión
A los 8 minutos, un cabezazo de Loeschbor puso en ventaja a Racing, el sueño parecía más cercano que nunca, pero en el complemento Mariano Chirumbolo igualó el encuentro y la incertidumbre se hizo presente. Mientras tanto, en el Estadio Monumental, el River de Ramón Díaz; perseguidor de la “Academia”, goleaba a Rosario Central por 6-1 y necesitaba un triunfo de Vélez para acceder a un desempate por el título. Pero, el triunfo de Vélez nunca llegó y el Racing de Mostaza Merlo gritó campeón, luego de 35 años de sinsabores.
Dos años y algunos meses después de que Liliana Ripoll, la síndica que llevaba adelante la quiebra del club anunciara que Racing Club Asociación Civil había dejado de existir, el club de Avellaneda llenaba dos estadios (el de Liniers donde se jugó el partido y el Cilindro de Avellaneda) y gritaba bien fuerte campeón.