The Matrix: Resurrections sin spoilers.
La directora Lana Wachowski junto a su hermana Lilly Wachowski marcaron un antes y un después en 1999 con el film al que nadie estaba esperando y que revolucionó la forma de contar películas de acción “The Matrix”.
Más allá de que la primera entrega de la saga “The Matrix” planteaba situaciones filosóficas y morales, algunas platónicas, algunas aristotélicas, todas clásicas, nada nuevo bajo el sol, aunque en una forma amena y diferente a todo lo que se venía viendo.
Un estilo cyberpunk muy marcado, muchas referencias a la cultura pop, dos jóvenes actores muy carismáticos cómo el caso de Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, y un experimentado Laurence Fishburne en el papel secundario de Morpheus.
La historia era sólida, los efectos visuales disruptivos para la época, el inicio de la grabación con cámaras montadas en 360° alrededor de una figura y grandes escenarios croma que permitían utilizar efectos de composición que hasta el momento nadie había llevado a cabo a tal extremo y la combinación fue un éxito rotundo de taquilla.
A partir de dicho suceso se dío el puntapié para una trilogía de películas de las cuales las dos secuelas dónde lo novedoso dio pasó a lo trillado y luego, en su última entrega, a un contenido que lindaba con lo hilarante. También sucedió que “The Matrix” generó uno de los primeros multiversos multimediales dónde en lanzamiento de siguientes películas fueron acompañados por la generación de videojuegos, la película de animación “Animatrix” y otros subproductos que generaban una supuesta experiencia inmersiva global para una narrativa que en realidad en la primera entrega de la saga había dado todo lo que tenía para dar.
Pasaron 20 años y las hermanas Wachowski resurgen la cuarta entrega de la saga y descubrimos de nuevo, y sin mucha sorpresa, que no había mucho para poder agregar a ésta historia.
Una constante cita a las anteriores entregas, tal vez tratando de refrescarle la historia al espectador, o por una supuesta necesidad de la narrativa que parecería podría sobrevivir con muchas menos referencias de las que existen, o quizás tratando de agregar una nueva capa de profundidad o una explicación que justifique el motivo por el cual existe esta cuarta película, lo único que para mi gusto consigue es aburrir.
Para aquellos nostálgicos a los que la primera entrega les resultó una increíble experiencia, en una de esas podrán emocionarse con algún recuerdo. Las nuevas generaciones que quizás todavía ni siquiera vieron la teología inicial tal vez los tome por sorpresa y les interese, nunca se sabe.
En definitiva la producción del film es impecable, los efectos visuales son de primerísima línea, aunque hoy en día hay absolutamente nada de lo que se muestra en pantalla es sorprendente, no al nivel de lo sucedido con “The Matrix” la primera de la saga.
En cuanto a su forma narrativa las 2 horas 28 minutos de duración, incluyendo el final post créditos, por momentos parece que se multiplican y llegar a la mitad de la historia parecería que requiere un esfuerzo faraónico o por lo menos esa fue mi percepción. Por lo cual no creo de que “The Matrix: Resurrections” vaya a pasar a la historia como una obra de división obligatoria, quizás ni siquiera recomendable, luego de 20 años del estreno de “The Matrix” a la cual podríamos llamar el inicio del cine moderno de acción.
The Matrix: Resurrection. ¿Pastilla azul o roja?, tú decides.