Nicolás Cabré accedió a una nota con Jey Mammón y habló sobre el perfil bajo que prefiere mantener ante la prensa.
Pese a su reconocida trayectoria, Nicolás Cabré prefiere mantenerse lejos de los periodistas y de los micrófonos.
El actor suele evitar las entrevistas, pero en esta ocasión hizo una excepción y fue a Los Mammones.
En medio de un clima distendido y relajado, como suele proponer el conductor, Cabré se refirió a su relación con la prensa, principalmente teniendo en cuenta que viene de estar en el centro de las miradas luego de su separación con Laurita Fernández.
El conductor del programa le preguntó si alguna vez estuvo cerca de boxear a un notero o fotógrafo y, con un poco de dudas, el protagonista de Son Amores se inclinó por la respuesta negativa.
“Sí he tenido mis dichos e hice cosas que se han conocido”.
“He tenido discusiones, ahora boxear no, no soy de esos”, contestó el invitado.
Sin embargo; el actor se apuró por revelar cuáles son sus límites ante este tema, para que quede claro.
“Hoy por hoy, el único límite que pongo es mi hija. Si estoy con Rufina, evítenme”, expresó el comediante, haciendo referencia a la hija que tiene en común con la China Suárez.
Asimismo, Cabré aseguró que entiende que hay cosas que a la prensa le despierta curiosidad por preguntar, afirmando: “ya entiendo que hay cosas que van a preguntar, cosas que se van a decir y las entiendo”.
Viene de herencia
El vínculo tirante con la prensa parece ser algo que Nicolás heredó de su padre.
El entrevistado contó que, su padre se molestaba mucho cuando se hablaba mal de él en los medios.
“Él se volvía loco, yo le decía que no hiciera nada”, comentó Cabré.
Luego reveló una anécdota cuando su padre escuchó que dijeron que él era “sucio”. Esto lo indignó tanto que agarró el auto y se fue a dar vueltas por el canal América.
Finalmente, esa persona a la que fue a buscar, subió al auto del padre del actor y allí se produjo una anécdota, que según Cabré jamás va a revelar, al igual que el nombre de la persona que fue a buscar su progenitor.
Evidentemente, Nicolás Cabré muestra una vez más que, lo que se hereda no se roba.