La semilla de Quinoa, se diferencia del resto de los cereales por su alto contenido en proteínas, grasas y minerales. También aporta hierro, calcio y vitaminas del grupo B.
Como el resto de los cereales, la Quinoa, es rica en fibras que al ser consumidas promueven un lento aumento de la glucemia, lo cual la convierte, en uno de los alimentos ideales para las personas con diabetes.
Junto con el maíz y el trigo ocupan desde siempre un lugar de preponderancia en los patrones alimentarios de la población del noroeste argentino.
Desde la época de los Incas, este pseudocereal que pertenece a la familia de la remolacha y la espinaca, se cultivaba en todo el territorio andino, y en las últimas décadas, ha vuelvo a valorársela como un excelente producto vegetal para el consumo humano, por su extraordinario valor nutritivo por una alta concentración de proteínas y aminoácidos esenciales, y además no contiene colesterol, no engorda y es fácilmente digerible.
En las diversas formas en las que se la comercializa en la actualidad (harina, hojuelas y granos), sirve para elaborar pan, sopa, croquetas, postres y otros tantos platos salados como dulces.
Su forma de preparación es simple, muy similar a la del arroz, ya que necesita entre 12 y 15 minutos de cocción, dependiendo de la finalidad. Si desea que los granos queden bien cocidos y pastosos. Para elaborar sopas y tortillas por ejemplo, deben echarse en agua fría.
Ahora bien, si se desean enteros y crocantes, para uso de guarniciones o postres, debe echárselos en agua caliente, siempre en la proporción de una (1) parte de quinoa por dos tercios (2/3) de agua.