A finales del mes de noviembre, Fito Páez editó “Los años salvajes” , el primero de una trilogía de discos que el rosarino tiene pensado editar próximamente. Con la excusa de presentar en sociedad su último trabajo, Fito brindó un show en el Movistar Arena, el pasado 15 de diciembre.
El show arrancó quince minutos después de las nueve de la noche, con la inoxidable “Polaroid de locura ordinaria”, apoyado en una banda sumamente precisa y versátil. Fito Páez recorrió gran parte de su repertorio transformando el estadio en una fiesta grandiosa y popular. Pocos manejan los climas y los momentos de un show como Páez.
Hubo versiones increíbles de clásicos como “Tumbas de la gloria”, “11 y 6”, “Ciudad de pobres corazones” (con un incendiario solo de guitarra a cargo de Juani Agüero) y, “Al lado del camino”, que hicieron cantar al efusivo público que colmó el Movistar Arena.
En el medio del show Fito se sentó al piano y ensayó una suite que incluyó versiones muy festejadas de “Un vestido y un amor”, “Cable a tierra”, “Y dale alegría a mi corazón” y, hasta se dio el lujo de desempolvar “Carabelas nada”; hermosa canción de su álbum de 1990 “Tercer mundo”.
Fito y su banda ensayaron una despedida interpretando “A rodar mi vida”, con todo el estadio revoleando remeras y buzos por sobre sus cabezas.
Y dale alegría a mi corazón
Durante los cinco minutos que tardó la banda en regresar, todo el estadio cantó a viva voz las estrofas de “Y dale alegría a mi corazón”, generando uno de los grandes momentos de la noche.
Llegó entonces el tiempo de los bises y, el muchacho nacido en 1963, cerró un inolvidable show con “El amor después del amor”, “Dar es dar” y se despidió con “Mariposa technicolor”, dejando a su público exhausto y feliz, como bien lo sabe hacer Fito Páez.