Viernes 25 de Julio 2025
DEPORTE FEMENINO

Deporte femenino: la lucha por la igualdad y el reconocimiento

Más que un Juego: La Batalla del Deporte Femenino por la Cancha Pareja

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En un país apasionado por el deporte como Argentina, la imagen de nuestras atletas dando lo mejor de sí en cada competencia es motivo de orgullo. Sin embargo, detrás de cada medalla y cada victoria, se libra una batalla constante: la lucha por la igualdad en un terreno que históricamente ha sido dominado por los hombres. El deporte femenino es, de hecho, mucho más que un juego; es un campo de batalla donde se pelea por reconocimiento, recursos y una cancha realmente pareja.

Aunque hemos sido testigos de avances notables, el camino hacia la paridad está lejos de terminar. Las deportistas argentinas y del mundo siguen enfrentando disparidades significativas que impactan directamente en sus carreras y en la percepción de sus disciplinas.

La Batalla por la Visibilidad: Rompiendo el Silencio Mediático

Uno de los frentes más visibles de esta lucha es la cobertura mediática. Durante décadas, el deporte femenino ha sido relegado a espacios mínimos en los noticieros, periódicos y transmisiones televisivas. Mientras los eventos masculinos acaparan el prime time y las grandes portadas, las hazañas de nuestras atletas a menudo pasaban desapercibidas. Y la batalla debe ser mas fuerte.

Esta falta de visibilidad no es menor: reduce el interés del público, dificulta la atracción de patrocinadores y perpetúa la idea de que el deporte femenino es "menos importante" o "menos atractivo". A pesar de esto, hay destellos de cambio. El Mundial Femenino de Fútbol ha ganado una enorme popularidad, y los Juegos Olímpicos demuestran la fuerza y la competitividad de las mujeres en diversas disciplinas. Las propias atletas y los colectivos feministas han impulsado el uso de las redes sociales para crear sus propias plataformas de difusión, sorteando la invisibilidad impuesta por los medios tradicionales y generando una comunidad de seguidores leales.

Quizás la disparidad más flagrante se observe en la brecha salarial y de patrocinios. Es un secreto a voces que las deportistas de élite, incluso aquellas que alcanzan el podio mundial o olímpico, ganan significativamente menos que sus pares masculinos. Esta diferencia no solo afecta su economía personal, sino que también limita su capacidad para dedicarse profesionalmente al deporte, invertir en entrenamiento de calidad o incluso tener una vida personal y familiar estable. La lucha por la profesionalización del fútbol femenino en Argentina es un claro ejemplo de este avance. Aunque incipiente, marcó un hito en la búsqueda de contratos, salarios mínimos y condiciones laborales dignas. Cada vez más marcas comienzan a invertir en atletas femeninas, reconociendo no solo su talento sino también su creciente poder de influencia y su rol como modelos a seguir en cada batalla. Sin embargo, la brecha de ingresos sigue siendo un desafío monumental que requiere políticas activas y un cambio cultural profundo. El deporte es masculino para la mente de muchos retrogados.

Más Allá de la Cancha: Estereotipos y Acceso a Oportunidades

La batalla también se libra contra los estereotipos de género que persisten en la sociedad. La idea de que ciertos deportes "no son para mujeres" o la sexualización de las atletas en lugar de reconocer su fuerza y habilidad, son prejuicios arraigados que el deporte femenino se esfuerza por derribar. La visibilidad de figuras como Paula Pareto (Judo), Las Leonas (Hockey sobre césped) o las Gladiadoras (Fútbol) es crucial para romper estas barreras, inspirando a nuevas generaciones de niñas a practicar cualquier disciplina que deseen.

Finalmente, la lucha abarca el acceso a infraestructura, desarrollo y apoyo. Menos inversión en programas de base, ligas juveniles, instalaciones adecuadas o cuerpos técnicos especializados son barreras que impiden el pleno desarrollo del talento femenino desde edades tempranas. La persistencia y el activismo de las propias deportistas y de las organizaciones pro-igualdad son los motores de cambio que impulsan la apertura de más espacios y la asignación de recursos equitativos.

El deporte femenino es, en esencia, una manifestación de resiliencia. Cada gol, cada punto y cada victoria es un paso más en esta batalla por la cancha pareja. Es una lucha que no solo beneficia a las atletas, sino que impulsa a toda la sociedad hacia una igualdad más profunda y genuina, demostrando que el talento y la pasión no tienen género.