El taekwondista Lucas Guzmán se transformó en la sorpresa de la primera jornada de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, cuando estuvo a punto de quedarse con la medalla de bronce en la categoría -58 kilos ante el ruso Mikhail Artamónov. El oriundo de Merlo se trae el diploma por haber conseguido el cuarto puesto.
Y es que todas las miradas con respecto de artes marciales se las llevaba la última presentación de "la Peque" Pareto en judo. Lucas llamó la atención de todos en su primer cotejo cuando le ganó al irlandés Jack Woolley (sobre la hora) con una combinación de patadas con las que revirtió el resultado.
Luego, el batacazo: el triunfo en cuartos de final sobre el iraní Armin Hadipour, rankeado tercero del mundo. Con la derrota en semifinales antes el italiano Vito Dell'Aquila solo le quedaba pelear por la medalla de bronce.
“Uno trata de dar lo mejor. Dejé todo en el tatami. El cansancio acumulado de cada lucha se notó porque no me fui guardando nada. No tengo nada por reprocharme” dijo Guzmán a los micrófonos de TyC Sports luego de caer frente al ruso Mikhail Artamónov, que se ubicó en el tercer lugar de la competencia. Una participación inolvidable para un deportista que recién ahora empezamos a descubrir.
Un duro golpe en el camino
En los claroscuros de la vida, este momento brillante se contrasta con la tristeza que sufrió Guzmán hace dos años al perder a su madre. El hecho casi provoca que el deportista deje su actividad. Con la ayuda de su entrenador, Gabriel Taraburelli, y un profundo camino espiritual, finalmente continuó en actividad y llegaron los logros importantes.
El año pasado, él mismo relataba al mismo canal deportivo: "Antes del Mundial iba a dejar todo por lo que sucedió con mi mamá y quería estar con mi familia. Al final se dio el Mundial de Manchester en 2019, donde obtuve la medalla de bronce, y me permitió respirar y darme cuenta que ese era el camino y tenía que pelearla".
Luego del tercer puesto, también en la categoría por debajo de los 58 kilos, el joven entrenó con los hermanos Crismanich: Sebastián (oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012) y Mauro (bronce en el Mundial de Copenhague 2009). Era el lugar ideal, con las personas adecuadas, para fortalecer su talento y volver a lo más alto con el oro en los Juegos Panamericanos de Lima y la clasificación a estos Juegos en Costa Rica sin despeinarse.