Si hay alguien que no le hace honor a su sobrenombre es Paula Pareto, porque de pequeña tiene la estatura solamente. Esta tremenda judoca argentina nos ha llevado más de una vez a lo más alto del deporte y de los Juegos Olímpicos representando a nuestro país, pero ayer dijo basta.
Es que a sus 35 años, "la Peque" se despidió de los Juegos Olímpicos y de las competencias deportivas, dejando la puerta abierta para la creación de una leyenda, la cual se coronó con una medalla de bronce en Beijing 2008 y una de oro en Río 2016.
Luego de perder contra Catarina Costa en el repechaje, la deportista argentina se emocionó y ante las cámaras de TyC Sport contó la decisión tomada. Entre lágrimas expresó:
No me veía compitiendo en estos Juegos Olímpicos, pero fui fiel a mis principios de dar todo, hasta la última gota y no dejar nada. Tal vez ese todo no era en Río, ahora sí. Me esperan varias visitas médicas a la vuelta
Con una tremenda carrera, cuatro Juegos Olímpicos dos medallas y dos diplomas, la doctora Pareto (ya que es traumatóloga) deja su historia en el deporte argentino llevando al judo a lo más alto de nuestro país y ganándose el corazón y el cariño de la gente. También dijo lo siguiente:
Espero que hayan disfrutado todos estos años porque esta fue mi última competencia a nivel internacional y en la vida
La vida fuera del deporte
Además de dedicar su vida al judo, Pareto es médica en el sector de traumatología del hospital de San Isidro, lo cual lo combina con sus horas de entrenamiento de este deporte que tanto ama.
Aunque los médicos ortopédicos no estemos actualmente en la primera línea, también somos parte del equipo de salud que está enfrentando esta pandemia antes que nadie, y ayudaremos donde sea necesario
"La Peque" realiza su labor con tanta pasión como por el judo: algunos pacientes que se acercan hasta el hospital la reconocen y felicitan, otros le dicen que es parecida a "la chiquitita que va a los Juegos Olímpicos". Con el compromiso que la caracteriza, ella sonríe ante cada uno de ellos y se dispone a trabajar, usando el ambo en vez del judogi, entre los entrenamientos, dobles turnos, gimnasios, estudios y su hogar.