Jueves 16 de Noviembre 2023
DIEGO

Nos merecíamos bellos milagros, ¡y ocurrieron!

El nombre de Diego marcó a fuego la sombra del heroísmo de "Dibu" en los penales.

Diego en la sombra de Dibu. Fuente: (Twitter)
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El maradonismo es una religión que desconoce el ateísmo. La mujer, Doña Tota, y el hombre, Don Diego, hicieron a D10S a su imagen y semejanza. El Dios pagano, quilombero, humano, reivindicó su deidad sin jurisdicciones desde que Diego Armando Maradona pasó a la inmortalidad.

D10S se hizo presente de múltiples formas desde el 25 de noviembre y sería una ceguera que no se reconociera su presencia irracional en el campo de juego cuando Emiliano Martínez logró la proeza de atajar tres penales.
 


La sombra del arquero  —también insurrecto— es la proyección marcada a fuego de la firma de Diego, que cantó presente en las manos de Martínez, para que se jugara la final con Brasil, como él  —que nunca se achicó— hubiera querido dirimir.
 

Diego dibujó su firma en sombra de "Dibu".


Maradona reencarnó por unos minutos en Emiliano Martínez, que se vistió de fajina para convertirse en héroe en los penales. Y lo hizo con la desfachatez y la incorreción de festejar con gestos obscenos, de picantear al rival, así: como le gustaba a Diego.
 


En el peor partido de Argentina en la Copa América, cuando menos rindió, cuando le empataron y forzaron los penales, cuando las piernas ya no respondieron, hicieron falta los bellos milagros que —gracias a Diego Armando— ocurrieron.
 


No se puede, no es posible ser inmune a las hazañas extraterrestres que Dieguito hace desde el planeta de donde vino. Sobran los ejemplos: el cielo, la quemadura, la sombra. Y es un lujo para el pueblo argentino, que fue espectador de su flujo inagotable de fútbol, que fue escuchador de sus palabras sin pelos en la lengua, poder seguir disfrutando de sus travesuras.
 


Esta Copa América, la primera desde su retiro futbolístico que, para colmo, también es la primera desde su paso a la inmortalidad, esta Copa América es para Diego, que la mira  —y la gana— desde el cielo.