Hoy se cumplen 20 años del histórico atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, Estados Unidos. Un grupo de terroristas cambió la historia estadounidense para siempre con aquel atentado. Aun ahora, en Estados Unidos se desvelan ante la frustración de no haber podido anticipar el mayor ataque terrorista de su historia.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) fracasó en la advertencia sobre las señales que podrían haber alertado que se cometería un atentado en Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Veinte años después, todo lo que gira en torno a aquel ataque terrorista emblemático sigue generando controversias en todas las agencias de inteligencia estadounidenses.
Cinco años antes del ataque, en 1996, Estados Unidos había recibido una declaración de guerra por parte de un hombre con barba larga y vestido con una túnica que hablaba desde una cueva en Tora Bora.
El país de América del norte subestimó a Osama bin Laden y desestimó su amenaza; no se imaginó que se transformaría en el villano de la historia, su principal enemigo público.
Además, lo que para los norteamericanos parecía obsoleto, para los musulmanes eran imágenes significativas, invisibles para cualquiera que no estuviera familiarizado con esa fe.
Bin Laden quería ser como Mahoma, por eso ayunaba los mismo días que el profeta y hablaba en versos, en clave poética, con mensajes específicamente dirigidos para su comunidad. Al-Qaeda fue un peligro casi imperceptible para Estados Unidos y se hizo realidad.