Martes 14 de Noviembre 2023
NO BINARIE

Cómo usar correctamente el lenguaje no binario

Para que las identidades no binarias vivan con respeto y con libertad, es necesario que se nombren como corresponde.

Bandera de identidades no binarias. Fuente: (Twitter)
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Según la ley de Identidad de Género, promulgada en 2012 bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina toda persona tiene derecho a ser llamada por la identidad autopercibida.

Hoy, como en un eco de aquella legislación, un decreto nacional posibilitó que las personas con identidades no binarias pudieran tramitar su cambio de DNI, para inscribir una X en la categoría "sexo", donde antes había una F o una M.

La autopercepción es un derecho, pero las identidades traen aparejadas palabras porque, como indican los feminismos, lo que no se nombra no existe. Esas palabras desbordan y no son solamente una etiqueta para caratular identidades. Las formas de referirse a las personas con tales identidades también son parte del vocabulario que estos derechos exigen implementar.

 


El lenguaje no binario tiene una función generalizadora y otra específica. Por un lado viene a reemplazar al genérico masculino para hacer referencia a grupos donde hay más de una identidad de género; por ejemplo: "ciudadanes". Y por otra parte, se emplea para referirse a una o a más personas con identidades no binarias de manera puntual; por ejemplo: el singular "niñe" y el plural "niñes".
 

El lenguaje no binario propone una ruptura en la forma de pensar y de hablar, y ofrece una estructura, no binaria, en reemplazo de la masculina que domina los términos genéricos de nuestra lengua.


Los verbos no se modifican porque solo están afectados por el tiempo, por el modo, por la persona y por el número, no por el género. Los sustantivos, por su parte, cambian de desinencia, que es la parte del sustantivo que indica género; por ejemplo: "trabajadore". Lo mismo ocurre con los adjetivos, como por ejemplo "hermose".

 


Los pronombres son otro elemento que se debe modificar del lenguaje tal como fue aprendido en el seno familiar y/o en la escuela. Ya no alcanza con "el", "la", "ella" ni "él"; las identidades no binarias se nombran a través de "le" y de "elle". 
 

De hecho, en la práctica del lenguaje no binario es aconsejable no dar por hecho ninguna identidad y preguntarle a la persona en cuestión con qué pronombre se identifica.