Ayer por la tarde, miles de personas en ciudad de México y en Guadalajara se manifestaron para rechazar los avances rumbo a la despenalización del aborto en México, según informó la agencia de noticias AFP.
En las concentraciones hubo plegarias, lemas e, incluso, una prueba de ultrasonido realizada sobre un escenario a una adolescente embarazada de 15 años. En ciudad de México, alrededor de 10 mil personas asistieron a la denominada "Marcha a favor de la Mujer y de la Vida", encabezada principalmente por grupos católicos.
La multitud avanzó sobre el Paseo de la Reforma, del centro de la ciudad de México, hasta desembocar en el emblemático Ángel de la Independencia, donde se concentró.
Guadalajara, la segunda mayor ciudad de México, convocó a unas 50 mil manifestantes, según las cifras aportadas por autoridades locales, que marcharon con imágenes religiosas y con carteles antiaborto.
Era esperable la represalia, la reacción de odio y de rechazo a la búsqueda de nada más y nada menos que un derecho. Los avances en la materia permitirían la despenalización del aborto en México, lo cual implicaría un paso gigantesco en los derechos sexuales y reproductivos de su población, especialmente, de las personas con capacidad gestante.
En una mirada regional, es entendible y celebrable que México esté atravesando por una situación de debate hacia la conquista de un nuevo derecho y todo lo que eso puede llegar a habilitar.
Es menester asociar esta lucha a la República Argentina, vanguardia en tantos derechos con perspectiva de género, como la ley de Identidad de Género y el cupo laboral trans. El apoyo internacional de los movimientos sociales a países hermanos se plasma en esta marea verde que no para de crecer y vino a azotar estructuras obsoletas.
Asimismo, este camino hacia el derecho a la autonomía sexual/reproductiva de las personas con capacidad gestante tiene su puntapié en Uruguay, primer país de Latinoamérica en sellar el aborto legal, seguro y gratuito.