Los sillones antiguos son preciosos, pero no suelen tener la comodidad de una poltrona moderna. Aún así, las antigüedades valen, porque conservan historia. Es el caso del "sillón de Rivadavia", es precioso, pero, seguramente, incómodo ocuparlo.
¿Por qué? Porque la pobreza incomoda, el hambre duele y para dirigir los designios de los argentinos no solo hay que sostener firmes las riendas, sin claudicar, sino también trabajar duro.
TRABAJAR.
Saber lo que son las manos ásperas, los callos de agarrar la pala, esa "pala" que discursivamente se usa para ofender.
La pala hay que saber empuñarla, hay que tener fuerza para clavarla, energía para direccionarla; hay que saber dónde cavar para no romper.
El expresidente parece que nunca ha agarrado una, más que para remover la tierra de la maceta de los tomates cherry en la huerta urbana que su esposa tiene en el balcón de Barrio Parque.
El problema no es ese, cada uno vive como quiere (algunos, como pueden). El asunto es cuando, en campaña, quiere darnos a todos clases de trabajo. Esta vez, Mauricio parece que agarró la pala, pero queremos avisarle que —quizás sea por la falta de costumbre— se está cavando su propia fosa.
En franco diálogo con Leuco para LaNación+, Mauricio Macri declaró que la expresidenta Cristina Fernández nunca se fue del poder y continuó controlando todo, aun cuando él era presidente.
Me pregunto: ¿hay mayor muestra de impericia, de negligencia, que asumirse imposibilitado de gobernar?
¿Hay declaración más contundente que echarle la culpa a otro de lo que uno mismo no es capaz de hacer?
Voy a terminar con la fiesta para unos pocos
Esta frase poco feliz nos retrotrae a un momento de crisis estructural en nuestro país, donde el expresidente Fernando de La Rúa hizo campaña bajo el slogan de "terminar con la fiesta para unos pocos" y, finalmente nos dejó, como su apellido lo indica, en la calle.
Mauricio Macri comparó su gobierno con una fiesta, donde Cristina "manejaba el DJ y el catering" y él tenía que "lograr que la fiesta termine".
Señor, queremos avisarle que estar en el gobierno NO es una fiesta. Que no sabemos de cuáles fiestas habla, porque el pueblo no tiene plata, ni ánimo para festejos con DJ y catering. Que ocupar el cargo de presidente implica asumir una investidura y poner las cosas (si es que las tiene) sobre la mesa.
Hay personas que ponen siempre la responsabilidad de sus falencias en lo que hacen los demás, demostrando la incapacidad de asumir la propia responsabilidad sobre sus actos, para los cuales siempre hay un culpable de todas sus desgracias.
Escuchalo vos mismo/a: