Si te enamoraste de las suculentas, pero todavía no tenés una Piedra de luna, ¡es hora de sumarla a tu colección! Esta joyita del desierto mexicano, conocida científicamente como Pachyphytum oviferum, es una de las especies más buscadas por su apariencia única, su fácil mantenimiento y su gran valor decorativo.
Con hojas gruesas, redondeadas y suaves al tacto —como pequeñas piedras satinadas—, esta suculenta pertenece a la familia Crassulaceae y puede alcanzar hasta 25 cm de altura, destacándose por su forma compacta y elegante. Pero eso no es todo: en primavera y verano florece con campanitas rojas y pistilos amarillos que la convierten en un verdadero espectáculo natural.
Guía de cuidados para que tu Piedra de luna brille siempre
Luz, pero con mimo: Amiga de los espacios iluminados, prefiere estar cerca de una ventana luminosa pero sin exposición directa al sol fuerte. ¿Un plus? Sus hojas pueden variar de color: rosa, azul claro, lavanda… ¡Un festival cromático!
Riego moderado e inteligente: En primavera y verano, una vez por semana es suficiente. En los meses fríos, esperá a que el sustrato esté bien seco antes de volver a regar.
El sustrato perfecto: Elegí uno con buen drenaje que incluya grava, piedra volcánica o corteza de árbol para evitar encharcamientos. Esta suculenta odia el exceso de agua en sus raíces.
A prueba de climas templados: Aunque se adapta bien, no tolera heladas. Si vivís en una zona fría, asegurate de resguardarla en interiores o en un invernadero.
Con tan pocos cuidados y tanta belleza, no sorprende que el Pachyphytum oviferum sea una de las suculentas más elegidas para embellecer estanterías, escritorios y rincones con encanto. Regalate esta maravilla y dejá que la “Piedra de luna” transforme tu hogar con su energía suave y su presencia cautivadora.