Si hay una planta capaz de convertir cualquier espacio en una postal natural, esa es la Hedera helix, también llamada hiedra común. Esta trepadora de espíritu libre y silueta exuberante es originaria de los bosques húmedos de Europa, el norte de África y Asia… ¡y tiene todo para ser la protagonista de tu jardín o balcón!
Gracias a su resistencia y estética atemporal, se ha ganado un lugar especial entre las favoritas de los amantes de las plantas ornamentales. Y no solo por su belleza: también se le atribuyen propiedades medicinales y un carácter versátil que la hace brillar en cualquier entorno.
Hedera helix: lo que la hace irresistible
Ascenso vegetal sin límites: Con sus raíces aéreas puede trepar hasta 25 metros de altura, abrazando paredes, pérgolas y troncos con su follaje denso y brillante.
Estilo que perdura: Sus hojas, de un verde intenso y bordes lobulados, conservan su atractivo durante todo el año, aportando frescura incluso en invierno.
Todo terreno: A pesar de su elegancia, es fuerte como pocas: tolera el frío, el calor moderado y hasta la sequía, adaptándose sin quejarse.
Cuidados básicos para una hiedra feliz
Luz filtrada o semisombra: No le gusta el sol directo. Colocala donde reciba buena luz, pero siempre protegida de los rayos intensos.
Riego moderado: Dejá secar bien el sustrato entre riegos. Resiste períodos de poca agua sin inconvenientes.
Apta para el invierno: Podés dejarla en el exterior incluso con frío, ¡es muy resistente!
Pequeña advertencia: Mantenela fuera del alcance de niños y mascotas, ya que puede resultar tóxica si se ingiere.
Transformá ese muro desnudo o ese rincón opaco en un mar de hojas verdes con la inagotable energía de la planta Hedera helix. Con pocos cuidados y mucha presencia, esta trepadora se convierte en una aliada ideal para ambientar con vida y estilo.