La hoja santa es una joya botánica originaria de México, Panamá, Guatemala y Colombia, y es muy apreciada en la cocina mexicana. Esta planta se destaca por sus hojas, que alcanzan un diámetro de entre 12 y 25 centímetros bajo condiciones óptimas de crecimiento en suelos abiertos.
Además de su uso culinario, la hoja santa posee notables propiedades medicinales. Esta planta es ideal para tratar la tos, bronquitis, laringitis y problemas digestivos, como el dolor de estómago.
Preparar una infusión con esta planta es sencillo: basta con dejar de ocho a nueve gramos de hojas en un litro y medio de agua hirviendo durante cinco minutos. Filtra y disfruta de no más de cuatro vasos diarios durante un máximo de 15 días.
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¡Atención! No se debe consumir por más de 15 días continuos, ya que podría provocar efectos adversos debido a sus componentes tóxicos si no se usa con precaución.
Cuidado y mantenimiento
Iluminación: La hoja santa necesita buena luz, pero indirecta. Lo ideal es situarla en el exterior en un lugar sombreado y alejada de otras plantas, ya que no comparte bien el espacio.
Temperatura: Prefiere climas templados. Evita exponerla a temperaturas muy bajas que puedan dañar sus hojas; lo recomendable es mantenerla por encima de los 10 grados centígrados.
Riego: Esta planta es muy sedienta y requiere un buen drenaje junto con riegos continuos. La capa superficial del suelo siempre debe estar húmeda, pero sin encharcamientos.