Jenifer Lauría, la favorita del público, volvió a Gran Hermano con una fuerza arrolladora. Tras una votación masiva en la que arrasó con el 57,4% de los votos, la joven se aseguró su entrada en reemplazo de Andrea Lázaro, quien dejó el programa por motivos de salud.
La tensión y la expectativa en la casa eran palpables cuando en el televisor que está dentro de la casa de Gran Hermano se emitió el electrizante mensaje: “El supremo se manifestó”, el cual desconcertó por completo a los participantes del reality.
En un momento, sonó la sirena y la famosa "puerta giratoria" se abrió para revelar a Jenifer, quien entró con una valija, champagne y copas en mano, lista para celebrar. La mayoría de los participantes la recibieron con júbilo, pero no todos compartían la misma emoción.
Giuliano Vachetto, fue uno de los que no pudo ocultar su alegría y corrió a abrazarla, recibiendo de Jenifer un cariñoso beso en la mejilla. En tanto, Chiara Mancuso, claramente incómoda, observaba desde lejos la euforia general y protagonizó un frío y distante saludo con la recién ingresada.
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Posteriormente, y después de un día en el que tuvo varias peleas con Giuliano, Chiara salió al patio y, en una charla con la Tana, adelantó cuáles iban a ser sus pasos a seguir dentro del juego. “Ahora los saco a los dos de la casa. Obvio con inteligencia”, advirtió y aseguró que no está dispuesta a pasarla mal otra vez durante su estadía en el reality.
Más tarde, Jenifer se volvió a abrazar con “Nano”, aunque esta vez, en un gesto simbólico, le dio un "puñal por la espalda", insinuando su futura venganza. Finalmente, todos se reunieron alrededor del fogón para compartir las experiencias vividas desde su eliminación. La gran pregunta es: ¿podrán hacer las paces o seguirán las tensiones?
El impacto en el rating
La noche del lunes fue todo un éxito en términos de audiencia. La gala arrancó con 10,3 puntos de rating, pero alcanzó los 13,7 cuando se anunció el regreso de Jenifer. Su entrada triunfal, con copa de champagne en mano, llevó el pico de la noche a 14,6 puntos, demostrando una vez más que Gran Hermano sabe cómo mantener a su audiencia al borde del asiento.