A lo largo de la historia el arte y la literatura nos permitieron tener una imagen cultural de ciertas figuras que nunca hemos podido ver en carne propia como por ejemplo los dragones o unicornios. Pero sobre estos últimos, la ciencia ha arrojado nuevos datos al respecto, asegurando su existencia en un pasado muy lejano.
La evidencia que se encontró sobre la existencia de los unicornios en este caso se basa en el hallazgo de un fósil, remitiéndose como una prueba más que sólida para que la ciencia dé el paso de la ficción a la realidad.
El unicornio ha sido participe en las leyendas de muchas culturas alrededor del mundo (similar a lo que pasa con los dragones) pero nunca se han encontrado pruebas de su verdadera existencia en el mundo real, hasta ahora.
Lo cierto es que un grupo de científicos publicaron un artículo en la revista American Journal of Applied Sciences, dando cuenta de los datos recavados para traer a la vida a este fantástico animal.
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De allí, se desprenden dos datos relevantes. El primero es que el unicornio encontrado a modo de fósil no poseía el cuerpo equino al cual estamos acostumbrados a reconocer, sino que más bien se trató de una especie de rinoceronte.
El segundo es que, si bien las pruebas no son concluyentes dado el poco material encontrado, la ciencia considera que este majestuoso animal llegó a convivir con los antepasados de nuestra raza.
El unicornio perdido
Según los huesos encontrados, esta rara especie fue bautizada como Elasmotherium sibiricum, también conocido como rinoceronte de Siberia. Según estiman, su existencia data hace 29 mil años atrás, siendo contemporáneo con los humanos.
En tanto, la ciencia estima que pudo radicarse en la parte oriental de Europa hasta el norte de China, con un característico cuerno único que podía legar a pesar entre las 3 y 4 toneladas superando los dos metros de alto.