Para los entusiastas del verde y los sabores frescos, tener un árbol frutal siempre ha sido un sueño algo lejano, especialmente cuando el espacio es un lujo. ¡Pero no temas! Hoy te revelamos un método revolucionario que te permitirá cultivar un naranjo en maceta, utilizando una técnica de germinación tan simple que te sorprenderá.
El naranjo, esa majestuosa planta de hojas perennes y un verde profundo, se adorna con flores blancas conocidas como azahar, transformándose en una pieza central de decoración viva. No solo embellece, sino que perfuma, con su aroma único que se esparce durante la floración, convirtiéndolo en el protagonista de cualquier jardín.
En las calles de muchas ciudades, como La Plata en Buenos Aires, los naranjos son un espectáculo a la vista y al olfato, especialmente en primavera, cuando su fragancia se mezcla con la de los tilos y otras especies ornamentales. Pero ahora, ese mismo placer sensorial puede ser tuyo, ¡en la comodidad de tu hogar!
¡Manos a la obra!
No necesitarás semillas ni esquejes; todo comienza con una naranja común, de esas que encuentras en tu mercado local. El truco está en aplicar aloe vera en uno de sus extremos para estimular el enraizamiento directamente desde el fruto, manteniendo su cáscara intacta.
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Coloca la naranja tratada en una maceta con tierra, dejando la mayor parte al aire libre. Añade agua y mantén la humedad constante. Para acelerar la germinación, crea un mini invernadero con un bidón plástico reciclado, cubriendo la naranja para protegerla.
Pronto, verás brotar hojas vibrantes desde la cima de la naranja, señal de éxito. Cuando las raíces emergen, es hora de trasplantar. Sin remover la naranja, sitúa tu planta en una maceta más grande y observa cómo crece.
Poco a poco tu naranjo se abrirá camino regalándote no solo su belleza y aroma, sino también deliciosos frutos.