Sábado 30 de Noviembre 2024
PLANTA

Calceolaria: La planta que deslumbra con sus flores en forma de zapatitos

Características y cuidados para aportar color y encanto a tu jardín.

(Fuente: Instagram).
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La Calceolaria es una planta herbácea deslumbrante, perteneciente a la familia Scrophulariaceae, que tiene sus orígenes en las regiones montañosas de América del Sur. Su nombre común, zapatito de Venus, hace referencia a la forma singular y curiosa de sus flores, que se asemejan a pequeños bolsillos o zapatos. ¡Estas flores pueden tener colores tan variados como el amarillo, rojo, naranja, rosa y blanco! Algunas variedades incluso presentan manchas o rayas que las hacen aún más llamativas.

Esta planta es muy apreciada por su valor ornamental, ya que aporta color y belleza al jardín. Sin embargo, no es una planta fácil de cultivar, ya que requiere ciertos cuidados específicos para mantenerse sana y florecer. ¡Te explicamos sus características y cuidados para que puedas disfrutar de la Calceolaria en tu jardín!

Cuidados de la Calceolaria

La Calceolaria es una planta que requiere atención especial para su correcto desarrollo:

Luz: Necesita una exposición luminosa, pero sin sol directo. Lo ideal es ubicarla en una zona sombreada o semisombreada del jardín, donde reciba la luz filtrada por los árboles o plantas más altas.

Suelo: Prefiere un suelo rico en materia orgánica, bien drenado y con un pH neutro o ligeramente ácido. Podemos mejorar el suelo con abono orgánico, como compost o humus de lombriz, o con perlita o arena para facilitar el drenaje.

Riego: Necesita un riego frecuente pero moderado, manteniendo el suelo húmedo pero sin encharcarlo. Es importante evitar mojar las hojas y flores, ya que pueden pudrirse o mancharse. También es conveniente usar agua de lluvia o sin cal, ya que la cal puede dañar la planta.

Temperatura: No resiste el frío ni el calor extremos. Su temperatura óptima está entre los 15 y 25 grados centígrados. Si vivimos en una zona con heladas, debemos proteger la planta con un acolchado orgánico o trasladarla al interior durante el invierno.

Fertilizante: Necesita un abonado regular durante su floración, para estimular su crecimiento y prolongar sus flores. Podemos usar un fertilizante específico para plantas de flor, siguiendo las indicaciones del fabricante, o un fertilizante orgánico líquido, como el guano o el té de compost.

Poda: No necesita una poda específica, solo hay que retirar las hojas y flores secas o dañadas para mantenerla limpia y sana. También se puede recortar ligeramente la planta después de la floración para favorecer su rebrote.

Plagas y enfermedades: Puede sufrir el ataque de plagas como pulgones, cochinillas o ácaros, que se alimentan de su savia y debilitan la planta. Para combatirlos, podemos usar insecticidas ecológicos, como jabón potásico o aceite de neem, o remedios caseros, como ajo o cebolla. También puede padecer enfermedades causadas por hongos, como oídio o botritis, que se manifiestan por manchas blancas o grises en las hojas y flores. Para prevenirlas, debemos evitar el exceso de humedad y mejorar la ventilación de la planta. Para tratarlas, podemos usar fungicidas ecológicos, como bicarbonato o cola de caballo.