Dentro de las especies de árboles que más se utilizan para decorar los jardines podemos encontrar al laurel, una planta perenne de cautivante aroma que es oriunda del mar mediterráneo.
El principal atractivo ornamental del árbol del laurel radica en su fisonomía elegante que sin dudas no pasará desapercibido en el jardín, al igual que su frondoso follaje verde intenso.
Sus hojas, son uno de los principales ingredientes para preparar comidas de todo tipo. Se suelen utilizar de manera seca y aporta su característico aroma a salsas, guisos y demás cocciones de cacerola.
En cuanto a los cuidados, habrá que tener en cuenta algunas recomendaciones específicas para garantizar un desarrollo correcto y que el árbol de laurel brille en todo su esplendor.
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Cuidados básicos
A la hora de elegir un árbol de laurel para sumar a la decoración del jardín, uno de las cuestiones principales a tener en cuenta es la ubicación. Esta planta requiere una zona donde pueda estar expuesta al sol directo y sobre todo, un suelo que cuente con un buen drenaje de agua.
Colocar el árbol de laurel en una zona del jardín donde se tiende a acumular agua, llevara a que el encharcamiento termine por pudrir sus raíces.
Otra cuestión importante es la poda del mismo, dado que a una edad avanzada el árbol puede presentar ramificaciones complejas que complicarían su debido crecimiento.
En este punto, se recomienda realizar podas ligeras y regulares, principalmente en la temporada primaveral antes de que entre en el período activo. Esto ayudará a que el aire y la luz solar fluya mejor en el interior, asegurándose de llegar a todos su rincones.
Por último, el árbol de laurel se puede estimular con fertilizantes ricos en nitrógeno, fósforo y potasio aunque un exceso podría ser perjudicial. Dentro de las plagas más comunes que pueden atacarlo se encuentran las cochinillas, pulgones y hongos.