Sumar un perro a la convivencia puede ser una experiencia muy gratificante, aunque su educación y cuidado es una parte muy importante a tener en cuenta.
Es por eso que en esta nota te vamos a dejar algunos consejos para la educación de tu perro en beneficio de compartir el mismo espacio con tu mascota.
Consensuarlo con la familia
Lo principal es poner de previo aviso a los integrantes de la casa de la llegada de un nuevo integrante. Para un mejor convivencia habrá que determinar reglas claras sobre los roles de cada uno para adaptarse a vivir con el animal.
Por ejemplo, si el perro come a una determinada hora, es importante que nadie le de alimento entre horas y romper con esa rutina.
Reglas claras
Los perros deben poder seguir reglas claras y fáciles de seguir, a fin de ir captando su atención desde un primer momento y que las vayan cumpliendo poco a poco.
Una de ellas podría ser la de no comer en la mesa o no subirse a determinado lugar (un sillón o la cama por ejemplo), por lo que será necesario cumplirlas por todos los integrantes de la familia.
Recompensas
Para adiestrar a un cachorro, las recompensas se vuelven un arma fundamental. Por ejemplo, la comida puede ser uno de nuestros mayores aliados a al hora de domesticar a un perro. En este caso, hay que tener en cuenta que debe ser una dosis moderada o pequeña.
También se puede reforzar a través de la interacción con el animal, ya sea mediante juegos o palabras de elogios con un tono de voz agradable o mimos.
No sobrepasar de ejercicios
Otro de los puntos a tener en cuenta es la duración de los juegos o actividades físicas, a fin de no cansar a la mascota. Lo recomendable es crear sesiones de diversión de no más de 15 minutos.
Necesidades y horarios
El tema de las necesidades del animal se vuelve fundamental a la hora de la convivencia. En este punto es necesario comprender que los cachorros menores a los tres meses de vida les resulta imposible controlar sus esfínteres.
Ante estas situaciones, se recomienda no generar reprimendas muy fuertes con el animal dado que podría minar su moral.
Ellos pueden pasar una cierta cantidad de horas sin hacer sus necesidades dependiendo de la edad que tengan. Por ejemplo, un perro de cinco meses no debe estar en el interior de su casa por un lapso mayor a cinco horas.