La pintura que es considerada una de las más valiosas y conocidas en el mundo, obra de Leonardo da Vinci, mantuvo siempre un grueso manto de misterio en torno a la verdadera identidad de aquella mujer que posó para conseguir esa joya artística del Renacimiento italiano.
De acuerdo a lo publicado en el sitio “El Sol”, “La Gioconda” que se encuentra exhibida en el Museo Louvre de París, despertó una serie de estudios científicos en el área de la paleontología, para poder determinar el sitio que figura reflejado en la imagen y de esta manera, estar más cerca de la verdadera musa que pintó Leonardo da Vinci.
En el sitio mencionado hacen referencia al trabajo que llevó adelante la investigadora italiana Carla Gori, la cual indica que la mujer que retrató el artista sería Bianca Giovanna Sforza, esposa de Galeazzo Sanseverino, amigo de Leonardo.
Entonces, en base a este estudio, científicos paleontólogos determinaron que el sitio que aparece de fondo en el cuadro de “La Mona Lisa”, sería la ciudad italiana de Bobbio, la cual se encuentra en la provincia de Piacenza.
Según la información, a esta conclusión habrían llegado luego de realizar un estudio sobre las huellas de antiguos seres vivos, que demuestran que las mismas formas en piedra fueron reproducidas por el pintor en uno de sus libros, lo que confirma la presencia de estos fósiles en esa zona.
Por último, además de remarcar que este sitio era de gran interés para el famoso músico y escritor italiano, también lograron determinar una serie de coincidencias entre el paisaje del cuadro y el actual, lo que daría mayor sustento a la teoría en torno a la obra, que fue pintada en 1503 y todavía sigue dando que hablar.
Oposición a la versión original
Diversos artículos señalan que en realidad la mujer que retrató el científico en aquellos años sería la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, quien se llamaba Lisa Gherardini; sin embargo, para Carla Gori esto estaría descartado ya que la vista es desde el Castillo Malaspina Dal Verme, un sitio diferente a su lugar de residencia que era en La Toscana.
De esta manera, Gori afirma su teoría y tiene en sus palabras un fuerte respaldo, teniendo en cuenta que lleva más de treinta años estudiando la vida y obra del mundialmente reconocido Leonardo Da Vinci.